ALICANTE. ¿Puede José Sepulcre recuperar el control del Elche? Claro que puede, pero hoy por hoy es harto complicado que eso se produzca por diferentes razones.
El proceder de Christian Bragarnik durante el mercado de fichajes de invierno, no reforzando el equipo, ha sembrado mil y una dudas sobre el proyecto que encabeza el empresario argentino, que por medio de la mercantil Score Club 2019 ostenta el 99% de los alrededor de 5,5 millones de euros a los que asciende el capital social del Elche. Esas acciones, como desveló Alicante Plaza en diciembre, son objeto de un derecho real de prenda del que es acreedor el expresidente Sepulcre: con su paquete de acciones, Bragarnik garantiza al empresario ilicitano el pago de unos 25 millones de euros, la suma a la que asciende a día de hoy el precio por el traspaso del control del club franjiverde, de acuerdo con las condiciones pactadas el pasado otoño, cuando se modificaron las inicialmente consensuadas en diciembre de 2019.
En este momento Bragarnik se encuentra al día con Sepulcre, por lo que este no puede ejecutar la prenda, adjudicarse las acciones y recuperar la mayoría accionarial. Esa es la primera razón por la que ahora mismo resulta impensable que el expresidente pueda regresar a la primera fila, pero no la única y es que si el empresario argentino no cumpliera con los pagos (la próxima cuota se devenga en marzo), todo apunta a que el expresidente evitaría por todos los medios volver al club: intentaría antes encontrar un tercero que coja el testigo de Bragarnik (algo que sería más fácil si el Elche está en Primera División porque el valor del club es entre tres y cuatro veces mayor que en Segunda A).
Pero, ¿por qué el empresario argentino no ha querido reforzar el equipo, más allá de las incorporaciones de Johan Mojica y Paulo Gazzaniga? la pregunta admite múltiples respuestas, entre las que podemos destacar las siguientes:
a) que en el mercado no se encontrase nada interesante (puede ocurrir lo mismo ahora, en mercado de 'desempleados').
b) que sí hubiera jugadores interesantes, pero no se cerrara su fichaje por salirse de los parámetros económicos o, sencillamente, no querer el futbolista en cuestión venir al Elche.
c) que no se quiera gastar más (se cuenta con unos tres millones de euros de límite salarial disponible) porque se aspira a un reparto de dividendos a final de temporada (cobrarían todos los accionistas, pero Bragarnik ostenta el 99% de los títulos...).
d) que no se quiera gastar más por prudencia (como empieza a deslizar alguno desde el club): como ya contó este medio, el Elche confeccionó un presupuesto para esta campaña de 48 millones de euros en el que se contempla, entre otras partidas, un gasto en personal deportivo de 36.589.000 euros, de 3.209.000 en el no deportivo y de 11.154.000 euros en otros gastos de explotación e ingresos de 43.500.000 euros por derechos de televisión, de 2.078.000 euros por publicidad y de 2.371.000 por 'ticketing'. Dicho presupuesto está fechado a 30 de septiembre (así se le hizo saber a los accionistas en la Junta General celebrada a finales de diciembre), ocho días después de que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) le asignara al Elche un límite de coste de plantilla deportiva de 34.599.000 euros (de los que 32.556.000 se corresponden con la inscribible y 2.043.000 con la no inscribible) algo que hace por medio precisamente de su órgano de validación de presupuestos (es decir, que la LFP visó ese presupuesto del 30 de septiembre (un borrador del mismo). El problema es que con el ajuste de ingresos derivado de la pandemia y, más concretamente, con que a día de hoy no solo se siga sin poder vender entradas y abonos (al principio del curso se contaba con que en enero ya se permitirían aforos reducidos en los estadios), es que no esté nada claro si se podrá esta temporada, el club podría necesitar esos tres millones que todavía no ha gastado en jugadores para pagar otra cosa.
Tanto si la razón es una como la otra o la siguiente, lo vamos a saber: bien porque el Elche firma a futbolistas en paro; bien porque no lo hace y, en unos meses, se anuncia un reparto de dividendos o, por el contrario, el informe de los auditores sobre la cuentas del ejercicio 2020/21 refleja que el dinero no se gastó o se destinó a otras obligaciones.
Ahora bien, igual que resulta más fácil cumplir con los compromisos de pago sin tener que endeudarse (si la LFP te lo permite) cuando el primer equipo milita en Primera División (los ingresos se multiplican por cinco), también resulta infinitamente más fácil lograr la permanencia en esta categoría que ascender a ella desde Segunda A.