ALICANTE. Uno se adaptó y el otro no. Uno optó por aparcar su habitual gusto por dominar los partidos a través del balón y el otro insistió en ello. Al final ninguno de los dos logró la victoria, pero el punto no tiene el mismo valor para ambos... o no debería porque el Eldense tiene claro que su guerra es la permanencia, mientras que la del Elche es la del ascenso o por lo menos ese era el objetivo antes de que arrancase formalmente el curso liguero.
Fernando Estévez cambió de guion este domingo; optó por cederle la iniciativa a los de Sebastián Beccacece, algo que alguien puede confundir con ser defensivo, pero no fue el caso. Prefirió que sus jugadores fueran solidarios, ordenados e intensos sin balón en bloque alto, tratando de robar y correr rápido al espacio, hacer sufrir a la defensa poblada del Elche buscando su espalda (especialmente entre centrales y carrileros) y apostar por el fútbol directo a Andone y la segunda jugada cuando lo anterior no era posible.
El propio preparador azulgrana explicaba tras el envite que había sido "la entidad" del Elche la que le había llevado a cambiar su plan de partido, que cuenta con futbolistas superiores no solo técnicamente, también físicamente y que precisamente por dentro hacen mucho daño. Se da la circunstancia de que lo decía instantes después de que Becccacece, en la misma sala de prensa del Nuevo Pepico Amat, hubiese felicitado a sus jugadores por hacer lo que él quiere, disculpándoles incluso del error que por hacerlo condujo (parcialmente, no vamos a restarle tampoco méritos al Eldense) a encajar un gol que les puso todo más cuesta arriba: la flexibilidad, polivalencia que el preparador rosarino pide a sus futbolistas, que los centrales (y laterales reconvertidos en ellos como Carlos Clec o Mario Gaspar) salgan con el balón jugado desde atrás, avancen líneas no se la aplicó él mismo este domingo cuando se hizo evidente que no solo el estado del terreno de juego no era favorable a la circulación del balón, también que el Eldense era intenso y en bloque alto, ganaba los duelos individuales en la zona de peligro, era capaz de sacar petróleo al desorden al que conduce en ocasiones lo que Beccecace pretende, igual que otros equipos ya lo habían conseguido en encuentros precedentes.
En lugar de invitar a los suyos a interpretar otra partitura, buscar el juego directo, el preparador rosarino les animó aún más a ello, lo que unido al mal momento de alguno de sus jugadores con mayor 'vis creativa' como es el caso de Fidel redujo sus opciones. Es cierto que tuvo que enfrentarse al contratiempo mayúsculo que supuso la lesión de Sergio León a la media hora y que tampoco se puede 'matar' a nadie por querer tener la pelota, proponer... pero esto es LaLiga Hypermotion, una competición ni con más ni con menos calidad que otras muchas, pero sí muy particular, sin parangón dentro y fuera de España por muchas razones.
Beccacece ya probó en Gijón algo (parcialmente) distinto en la primera mitad y es verdad que no resultó, pero a estas alturas es evidente que pretender desplegar el mismo futbol en el estadio Martínez Valero que a domicilio no parece el camino más apropiado para llegar a medio plazo donde se pretende: a jugar el 'play-off'.
Al entrenador del Elche le honra tanto su convencimiento, su creencia ciega en ese modelo de fútbol más alegre, vistoso para el espectador, como la defensa que hace del mismo, sin echar balones fuera o escurrir el bulto culpando a sus hombres. El problema es que en el fútbol mandan los resultados (los franjiverdes han sumado solo 13 puntos de 33 y no conoce la victoria a domicilio), la propuesta que hace Beccacece no se ve respaldada por ellos y aunque es verdad que ha merecido más premio en otros partidos, este domingo no fue precisamente el ganador a los puntos.
Por cierto, el empecinamiento, la falta de cintura y empeñarse en 'morir' con las botas puestas le terminó costándo el puesto a su compatriota Jorge Almirón en su primer etapa en el banquillo franjiverde. Era (y es) otro buen entrenador, pero la situación le pudo.
