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opinión

Al revés

26/01/2020 - 

VALÈNCIA. Aquí somos del último que llega. Es una máxima. Es algo que siempre ha sucedido en el Valencia CF a lo largo de su centenaria historia. Aunque sea un paquete, la afición idolatra a jugadores como Carleto o Tavano, o a entrenadores como Gary Neville que fueron un fiasco. Para gran parte de la hinchada, el último que llega a Mestalla siempre es el mejor. Aquí nos volcamos. Y le entregamos las llaves del club si es preciso. Lo damos todo. Ahora es Albert Celades quien está de moda. Es más, ya nadie se acuerda de Marcelino. Vaya por delante todo mi respeto hacia Celades y su trabajo en el banquillo, que creo que es bueno. Pero lo cierto es que el entrenador ya toma decisiones estratégicas sobre el futuro del club que considero no le competen. Hasta el punto de que de su mano ha llegado el nuevo director deportivo, César Sánchez, con quien coincidió años ha en el Zaragoza. 

Yo creo que habría que haberlo hecho al revés. Como toca. Primero el club ficha a un director deportivo cualificado, se llame como se llame, y éste decide el nombre del entrenador conforme a una idea, a un estilo o a un perfil. Pero no al revés. Como así ha sucedido. Es uno más de los sinsentidos de este novel Valencia CF de Singapur en el que cada decisión supera a la anterior. La última, como ya he dicho, es el fichaje de un director deportivo que llega recomendado por el entrenador del equipo. Por una cuestión de amistad, de compañerismo retroactivo, y no porque la experiencia al frente de equipos de máximo nivel sea la principal virtud de César Sánchez. 

No tengo nada en contra de César, al que le deseo la mejor de las fortunas. Porque esa será la suerte del Valencia CF. Pero la verdad es que creo que las cosas no se han hecho bien. Ni en tiempo ni en forma. Se han hecho sin planificación. Es más, diría que el fichaje de César se produce por miedo. Tras dos derrotas consecutivas. Porque Murthy había asegurado que no iba a haber cambios en la estructura deportiva. Aquí han bastado un par de reveses en el césped para firmar a un secretario técnico. En eso se sustenta el actual proyecto. Es tan débil que depende única y exclusivamente de si la pelota entra. 

La decisión de fichar a un director deportivo se ha tomado al revés, como ya he dicho. ¿Cómo pondrá César límite a las exigencias del técnico si es éste quien le ha traído al Valencia? No tiene lógica. Porque el puesto clave en un club de fútbol como es el de director deportivo, pierde toda la fuerza del mundo de cara al entrenador. Lo pueden justificar como que ambos forman equipo. O que lo ideal es que haya consenso entre ambos. Pero al final y ante la mínima discrepancia, siempre es uno el que debe tomar la decisión final pensando en lo mejor para el club. Y muchas veces, los deseos del entrenador y del club entran en conflicto. 

A César, que acaba de sacarse “el carnet de conducir,” le han puesto al volante de un Ferrari. Llega al Valencia sin experiencia. Es cierto que es un hombre de fútbol. Un tipo sensato y que cae bien. Incluso que ha realizado los cursos académicos de la Federación. Pero otra cosa es el bagaje y el currículum al frente de la dirección deportiva de un club de máximo nivel. Antes de pilotar un Fórmula Uno, yo prefiero que primero rompa mano con un seiscientos. Luego, ya llegará el Valencia CF si tiene que llegar. De tomas maneras, César tiene todo mi apoyo. Porque prefiero que sea el propio César quien esté al frente del proyecto futbolístico que la pareja Anil Murthy-Jorge López. 

El primer toro con el que le toca lidiar a César es el “Caso Rodrigo”. Aunque creo que la decisión final no la tomará el nuevo director deportivo sino Peter Lim. Creo que César, al igual que sus predecesores en el cargo, las verá pasar por encima rumbo a Singapur. No sé si Rodrigo se irá al Barça. Es más, creo que no va a marcharse y que todo se arreglará cuando el delantero vuelva a besar el escudo en Mestalla. Pero sí  que tengo un par de cosas claras. La primera es que Rodrigo aceptó las condiciones del club azulgrana para su cesión. Y la segunda, que si hay “Caso Rodrigo” es porque el futbolista quiere. Si al jugador no le hubiera interesado marcharse al Barça, hubiera bastado con una negativa rotunda y salir en rueda de prensa a decir públicamente que su futuro está en el Valencia CF. Punto final.


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