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Ambiciones

10/02/2021 - 

VALÈNCIA. No, hoy no voy a hablar de prensa del corazón –aunque me apasiona-. Ambiciones fue Trending Topic el otro día tras el partido del Valencia CF contra el Athletic Club pero porque la Campanario –mujer de Jesulín de Ubrique- le había escrito una carta a Belén Esteban llamándola lerda y aprovechada –entre otras muchas cosas-. Se hicieron eco en el Deluxe. Pero hoy no vengo a hablar si soy del Team Campanario o del Team Princesa del Pueblo, hoy vengo a hablar de la ambición o ambiciones que debió tener este equipo el fin de semana.

El Valencia CF tuvo toda la semana para preparar un partido que se antojaba fundamental para dar un golpe a la tabla clasificatoria y superar a un Athletic Club de Bilbao que venía haciendo buen fútbol.  Pero no fue así.

El Valencia CF salió con una presión en bloque bajo, agazapado y con las líneas muy retrasadas. Los centrocampistas entre los centrales y los defensas circulando el balón prácticamente desde el área pequeña. Los delanteros sin presionar la salida de balón de equipo vasco…en definitiva una situación incómoda de inicio.

¿Por qué hizo esto Javi Gracia? Después de ver un par de veces el partido y de hablar con varios técnicos, todos coinciden en que Gracia quiso darle la responsabilidad del juego a Marcelino, interpretando que el Athletic Club sufriría en la creación ya que vive mejor del contragolpe. Pero nada más lejos de la realidad, Marcelino dio una lección de intenciones y durmió el partido. Lo convirtió en algo soporífero a sus intereses, con el objetivo de dosificar, oxigenar y mantener el control del juego para así poder controlar los tiempos del partido. No tener que hacer un sobre esfuerzo viendo que venía el equipo muy agotado era la premisa y, no perder o incluso ganar, la consecuencia.

Porque esa es la clave de todo, en condiciones normales podría entender el planteamiento del entrenador valencianista, pero le pudo el miedo. El miedo a perder, o a no saber controlar el partido. Y es algo entendible en circunstancias normales, pero no en las que acondicionaban el encuentro. El Athletic Club estaba jugando con tres bajas importantísimas como son Muniain, Raúl García y Villalibre. Tres jugadores que estaban siendo diferenciales en los últimos duelos con Marcelino capaces de cambiar el signo del partido –que se lo digan al FC Barcelona o al Real Betis- y que, unido al cansancio de jugadores que lo están jugando todo como Iñaki Williams o Iñigo Martínez, hizo que el Athletic Club estuviera muy mermado físicamente.

Pero el planteamiento miedica de Javi Gracia hizo que el Valencia CF se pasara prácticamente toda la primera parte reculando o no imprimiendo esa intensidad que queríamos de inicio para ahogar al Athletic Club salvo momentos puntuales. Los leones no llegaron en toda la primera mitad –faltaría más, ellos se conformaban con controlar el partido-salvo cuando apareció la concatenación de errores: Wass toma una mala decisión en zona de influencia, contragolpe, centro de Morcillo y miden mal tanto Jaume como Hugo. Desgracia. Gol.

Pero esa actitud es fruto de las órdenes de Javi Gracia, no decisión de los jugadores. Buena prueba de ello es, en la segunda mitad y una vez hecha la gatuna parada de Jaume, que el Valencia CF hizo lo que debió hacer desde el minuto 1: presionar y morder. Lo realizó desde el minuto 50 al 70 y fue donde vimos a un equipo como el que queremos. Presión alta, circulación fluida, líneas más adelantadas, robos en zona de finalización… y por fin llegó el gol que no podía ser de otra forma que a balón parado en un saque de esquina.

Un gol que dio calma al equipo y aún tuvo alguna más clara como la de Yunus o la combinación Maxi-Cutrone pero. tras ello, fue cuando se volvió a torcer todo. El miedo, el canguelo, el paso atrás. El Valencia CF volvía a replegarse y a ser ese equipo miedoso de la primera mitad. ¿Por qué? Porque Marcelino refrescó los laterales. Solo eso hizo falta para acongojar a Gracia. Oxigenó al equipo y al técnico valencianista volvió a ser un mar de dudas. Y ante las dudas y los miedos uno lo que hace es defenderse. Ya nos valía el empate. Para Gracia era un buen punto.

Para mí también lo hubiera sido en condiciones normales, pero viendo cómo llegaba el Athletic Club al choque, y lo que no tenía en el campo, me pareció poco ambicioso. Poco valiente. Poco Valencia CF para lo que esperábamos.

Este equipo debe quitarse muchas losas que seguimos sin comprender: La de empezar a jugar cuando te marcan, la del miedo, la de los cambios…ahora tiene herramientas y queremos que las use.

Dicen que el equipo es un reflejo de su entrenador y a mí en eso el Valencia CF ahora mismo me parece un equipo con dos caras. Una animada y otra desanimada. Una valiente y otra cobarde. Una parte la del Atlético de Madrid, FC Barcelona, Real Sociedad, Getafe o Valladolid; y otra la del Huesca, Cádiz, Osasuna o Elche en la primera vuelta. Un ni fu, ni fa en toda regla. Gracia es muy buen entrenador, os lo juro, es buen técnico pero esa falta de ímpetu e intensidad repercute en el equipo, que duda de sus posibilidades y le entra el canguelo. Todos sabemos de dónde venimos y de lo que pasó, pero necesitamos más. De ahí que también haya jugadores a los que no haya sido capaz de sacar su mejor versión. Jugadores que deban mejorar. El ejemplo de Marcelino en el Valencia CF, o incluso en el Athletic, es el camino de cómo con un equipo que no funcionaba y no se lo creía, es capaz de sacarle rendimiento a base de confianza.

Por cierto, veo totalmente normal, que tras un partido la plantilla salude a Marcelino. Hayas jugado a fútbol o no, el trabajo, el deporte y la vida te deja amigos y compañeros de viaje que te han hecho felices, y Marcelino es uno de ellos para los futbolistas del Valencia CF.

Sea como fuere es cuestión de creer, pelear y luchar desde el principio. De tener un conjunto de ambiciones, y no precisamente las de la finca de Ubrique.


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