VALÈNCIA. La organización pro derechos humanos Amnistía Internacional ha cargado contra la FIFA por la designación de Arabia Saudí como sede del próximo Mundial de Clubes, que se disputará del 12 al 22 de diciembre de este año, en lo que han denominado como un "flagrante lavado de imagen deportivo" del país asiático, según un comunicado.
"La FIFA ha vuelto a ignorar el atroz historial de Arabia Saudí en materia de derechos humanos. Poco después de conceder a la empresa turística Visit Saudi el patrocinio de la Copa del Mundo femenina, ha anunciado al país como sede del Mundial de Clubes de 2023 sin ninguna consideración por la libertad de expresión, la discriminación o los derechos de los trabajadores", lamentó la organización, en palabras de su director del Programa de Justicia Económica y Social, Steve Cockburn.
Así, esta decisión, según Amnistía Internacional, confirma que "la FIFA descarta una vez más su propia política de derechos humanos y es cómplice de un flagrante lavado de imagen deportivo". "En los últimos meses, las autoridades saudíes han intensificado su brutal represión de la libertad de expresión, condenando a personas a penas de prisión de entre 10 y 45 años simplemente por expresarse pacíficamente en Internet", recordó Cockburn.
"Las autoridades también siguen ejecutando a personas por delitos muy diversos. El año pasado, en un solo día, se condenó a muerte a 81 personas, muchas de las cuales fueron juzgadas en juicios manifiestamente injustos", continuaron desde la organización en su comunicado.
Desde Amnistía Internacional también criticaron que, a pesar de que la FIFA anunció unos ingresos de casi 7.000 millones de euros en el periodo 2019-2022 -y espera ingresar 11.000 millones en los próximos cuatro años-, "aún no ha acordado un fondo de compensación para los trabajadores migrantes en Catar". El diario The Guardian cifró en 6.500 los empleados fallecidos, mientras que desde Arabia Saudí se habló de al menos 400.
Como ya ocurriera con Catar, organizador del Mundial de 2022, Arabia Saudí ha sido criticada por grupos de defensa de los derechos humanos, acusándole de intentar mejorar su imagen mediante la organización de grandes acontecimientos deportivos. El país asiático también estaría interesado, junto a Grecia y Egipto, en ser organizador del Mundial de fútbol de 2030, siendo rival de la candidatura de España, Portugal y Ucrania.