LA CHAMPIONS LEAGUE TIENE UNA RELACIÓN ESPECIAL CON EL CLUB DE MESTALLA

Arranca el gran sueño del valencianismo y de Peter Lim

Las finales de 2000 y 2001 en París y Milán siempre permanecerán en la memoria valencianista. Cada participación se reinicia la ilusión de ganarla que en este caso comparte el nuevo propietario

16/09/2015 - 

VALENCIA. Cualquier aficionado del Valencia CF recuerda y recordará para siempre las dos finales de la Champions perdidas en 2000 y 2001. París y Milán sucesivamente y como si fuera sencillo. Desde aquella segunda fatídica noche para el valencianismo en la ciudad italiana el club no ha logrado ni siquiera acercarse a una semifinal. Desde aquel 2001 el valencianistas repite y repite aquello de: 'el fútbol nos debe una Champions'. Es el viejo sueño. El viejo anhelo. Ese sueño vuelve a iniciarse esta noche en Mestalla.

Esta vez el club regresa a la máxima competición mucho más fuerte como entidad de lo que lo hizo en las últimas participaciones. De hecho, su ausencia en la Champions se debió en gran parte a la forzada descapitalización deportiva que el club tuvo que llevar a cabo obligado por sus deudas pero principalmente por un modelo de gestión anticuado y que sólo favoreció al banco y a sus empleados colocados a dedo en la entidad.

El Valencia CF tiene desde el pasado mes de diciembre un máximo accionista singapurense, Peter Lim, que desde mucho antes de comprar la mayoría accionarial del conjunto de Mestalla ya soñaba con poder construir un club de europeo en campeón de la orejona. Peter Lim siempre ha sentido una especial predilección por la Champions. Le apasiona la competición, el modelo y la Copa. Quiere ganarla.

De hecho, en su primera visita a la ciudad, a finales de 2013, cuando Amadeo Salvo se lo presentó al entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, lo que el asiático le aseguró al político fue que su intención era comprar el Valencia CF con el objetivo de "ganar la Champions League". Esa frase no sólo la repitió Lim con Fabra. Fue uno de los argumentos que más utilizó en las primeras conversaciones con los miembros más representativos, entonces, de la Fundación Valencia CF, a la que le quería comprar el paquete mayoritario de acciones del club blanquinegro.

El asiático llegó a Mestalla con un proyecto diseñado a medio-largo plazo. De hecho, todavía no suma ni un año como máximo accionista y el equipo ha logrado en ese periodo volver a colocarse en el principal escaparate europeo y volver a ser un equipo competitivo en la Liga española. Ahora, comienza el gran sueño de la Champions.

El equipo de Nuno es uno de los más inexpertos del torneo, con un buen puñado de debutantes que medirán sus fuerzas por primera vez con los grandes transatlánticos del fútbol europeo. En las apuestas es complicaco encontrar al Valencia CF en ninguno de los primeros puestos como opción para ganar la orejona y ni tan siquiera para jugar la final en Milán allá por el mes de mayo.

Sin embargo, el fútbol no está escrito. Cuando Héctor Cúper inicio su andadura en el banquillo valencianista en 1999 seguro que ni en sus mejores sueños imaginaba jugar una final de la Champions, ni mucho menos repetir y jugar dos. Aquel Valencia CF también parecía varios peldaños por debajo de los grandes del torneo pero la pelotita dijo lo contrario. Ahora Lim y los valencianistas van en el mismo barco. El singapurense inicia su primer proyecto de Champions. Ahora su sueño viste de blanquinegro, los mismos colores y el mismo escudo con el que Cláudio López, Mendieta, Farinós, Gerard o Djukic perdieron en París, y con las mismas ilusiones renovadas que todos aquellos valencianistas que lloraron desconsoladamente junto a Cañizares después de que Pellegrino no pudiera superar a Kahn. Hoy el murciélago se pone guapo porque después de muchos años regresa a la gran Europa fuerte, reforzado, y con las ilusiones intactas por agarrar bien fuerte una copa que el valencianismo ansía y por supuesto merece.

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