VALÈNCIA. El balonmano español es una fuente de talentos que hoy nutre no solo a las competiciones nacionales, sino que también a muchos de los mejores equipos y ligas del mundo. Jugadores formados en España son hoy figuras en clubes top de Alemania, Francia, Hungría, Polonia y Portugal, entre otras. Y en Montenegro también, país al que llegó Arturo Nácher Selma proveniente del Balonmano Mislata valenciano.
Como en todo país balcánico, en Montenegro el balonmano es un deporte muy relevante. Yugoslavia fue campeón olímpico y del mundo en la década del 80 y Croacia hizo lo propio en los 90-2000. A nivel clubes, son muchos los conjuntos de esa región en ganar la Liga de Campeones de Europa: dos de la ex Yugoslavia, uno de Croacia, uno de Eslovenia y uno de Macedonia del Norte.
La llegada de Arturo Nácher al RK Buducnost montenegrino se dio casi de manera fortuita al participar del Campeonato de Europa de Universidades con la Universitat de València en Podgorica, la capital de Montenegro. “Durante el torneo pude jugar a un buen nivel y llamé la atención del Director Deportivo y del entrenador del equipo local, Filip Vujosević y Draško Mrvaljević, respectivamente” afirma un Nácher que recibió la oferta en el mejor momento posible, cuando ya tenía pensado dejar de jugar: “Sentía que era momento de cambiar para buscar nuevas metas y motivaciones. Ese cambio llamó a mi puerta en formato balcánico y me lancé a ello”, agrega el valenciano.
El Balonmano Mislata es un club con un historial de gran trabajo en su cantera. Cuna de Campeones de España y de jugadores de Selección, Arturo Nácher es fruto del club valenciano, en el que su padre forma parte de la directiva. La transición de la base a ser adultos presenta realidades complicadas y para Nácher no fue diferente: “Cuándo uno es un niño y vive con pasión su deporte, cualquiera que sea, siempre se imagina viviendo grandes éxitos. Sin embargo, en mi caso, esos sueños poco a poco se fueron disipando para dejar paso a una realidad más compleja, madura y dónde aparecían otros intereses que competían con la atención exclusiva hacia el balonmano. Lo cierto es que en los últimos años, ese sueño de niño prácticamente había desaparecido”.
Afortunadamente, esa llama no se apagó y Nácher no solo es parte hoy del RK Buducnost, sino que ha debutado oficialmente en una competición europea, la EHF European Cup, comparable con la UEFA Conference League de fútbol. “Fue algo muy especial. Una de las metas más increíbles que puede conseguir cualquier deportista es competir a nivel continental y yo he cumplido ese sueño” afirma un Nácher que también deja entrever cómo se vive el balonmano en Montenegro: “Para la ciudad de Podgorica fue un evento histórico y así se demostró con una importante presencia de cámaras y periodistas, tanto en días previos como en los propios partidos”.
Como valenciano, es imposible evitar la comparación entre Podgorica y el Cap i Casal. “Es la capital del país y, en comparación a otras ciudades de Europa, es más pequeña y distinta. Valencia, dónde he vivido toda mi vida, tiene una trama urbana más orgánica, compacta y concéntrica. Al contrario, la de Podgorica es más rectangular, accidentada y se encuentra en construcción aún, ya que la ciudad es relativamente nueva. La gente es muy amable y se respira un ambiente cálido, especialmente alrededor del deporte”, cuenta el dorsal 31 español.
Nácher destacó en el Balonmano Mislata por su juego vertiginoso e impredecible, algo que él mismo considera que le juega a favor en este presente: “El balonmano montenegrino, en comparación al español, es más físico. Por este motivo pienso que mi juego y papel, en este contraste, es precisamente aportar la velocidad e inteligencia táctica que caracteriza al balonmano español”.
Y también hay diferencias a nivel organizativo entre el deporte en España y Montenegro ya que Nácher afirma que “como en todos los países balcánicos, ponen en el centro de la vida social al deporte” y agrega que “este hecho se demuestra en una mayor atención relativa y cantidad de recursos que recibe el balonmano en comparación con España”.
Las distancias potencian las emociones y los sentimientos. En el caso de Arturo Nácher Selma, la nostalgia se parte en dos entre su ciudad y su club. “Crecí como jugador y, sobre todo, como persona en el Pabellón de La Canaleta” es una frase que lo dice todo. El gran trabajo de comunicación que hace el club le permite mantenerse informado a alguien que tiene allí “amigos con los que he compartido sudor y lágrimas durante años, incluso con algunos se podría decir que hasta una vida”. Y agrega otra frase cargada de emoción: “Para mí, el lema #MislataFamilia no puede estar más lleno de significado”.
La otra mitad de la nostalgia se la lleva Valencia. “Es la primera vez que estoy tan lejos de mi familia y mis amigos y en ocasiones es difícil”, afirma un Nácher. Respecto a la Capital del Turia, el ex Balonmano Mislata dice que “otra cosa que extraño mucho son las pequeñas cosas, los momentos más humildes y sencillos: un paseo al sol, una paella con la familia y unas risas con los amigos”. El sol de Valencia, la paella, la familia y el Balonmano Mislata; todos elementos que hicieron al Arturo Nácher Selma que hoy disfruta de ser una de las figuras del RK Buducnost montenegrino.