VALÈNCIA. Pues… porque estoy seguro de que el tiempo pasa, pero me da que esta historia del empate a cero (sobre todo en Mestalla), de las ocasiones falladas, de la desastrosa aplicación del VAR, de las ruedas de prensa de Marcelino, es lo de siempre, casi como si fuera el día de la marmota. Elige mal el equipo cuando ronda el área contraria y esto está siendo una certeza difícilmente rebatible por nadie: regateas cuando es mejor combinar, combinas cuando es mejor encarar, disparas cuando es mejor pasar, pasas cuando hay que disparar, centras desde cualquier posición aunque no haya nadie para disputarla dentro del área pequeña, la metes atrás cuando van todos al primero, la pones al segundo cuando se quedan atrás esperándola rasa en el punto de penalti, etc. Generas aproximaciones, pero no ocasiones, porque no rematas habitualmente. Luego vendrá el acierto o no cuando conseguimos enganchar un balón y rematarlo: por ejemplo, el fallo de Parejo no es normal. Ya lo dijo Marcelino y le doy toda la razón, pero eso es algo puntual, ya que llevamos más de media liga así y no se le puede reprochar al capitán ese fallo, pues la lista de ocasiones claras falladas por los Mina, Rodrigo, Gameiro y compañía es larga y muy repartida. Otra cosa es que a un profesional se le exija un mínimo de acierto en situaciones más o menos claras, pero ya sabemos que el gol se paga y que es más fácil despejar que definir. Sí, la precisión cara a puerta es fundamental y tú no la has tenido en ningún momento del campeonato, salvo en esos mágicos minutos finales contra el Getafe en la copa.
El equipo está bien atrás y me parece que Roncaglia ha venido a añadir consistencia y serenidad a una línea que a veces ha sido inconsistente o se ha mostrado algo dubitativa. La propuesta de entrar por bandas salió relativamente bien hasta que llegábamos al momento final de centrarla, donde por un motivo u otro, no acabábamos de encontrar la mejor opción, como ya dije. Tampoco olvidemos lo del Valencia CF en los córneres, pues no acabamos de sacar rendimiento a esta situación del juego: contamos con una media de diez saques de esquina por partido y una pírrica cifra de remates certeros, que evidencia, de nuevo, la falta de acierto general. Pero es más de lo mismo, partido tras partido, como si estuviéramos atrapados en el tiempo.
Ahora bien, tampoco está de más mirar cómo están los que tenemos más cerca de nosotros: el Sevilla lleva una racha peor y está fuera de la copa. Le salva que hizo un gran comienzo, a diferencia de nuestro equipo. El Betis está sumido en una guerra civil entre sus aficionados, ya no solo por las luchas entre ultras, sino también por la disyuntiva entre Quique Setién sí, Quique Setién no. Fíjate si tendrá lógica que un equipo como el hispalense, que está vivo en todas las competiciones, tenga esas dudas y esas exigencias…nos estamos volviendo todos paranoicos en este mundillo del fútbol. El Alavés y Getafe están fuertes y es probable que den alguna sorpresa más, pero más pronto que tarde bajarán el excelente ritmo que se han marcado, porque cuando pasas de jugar por unos objetivos discretos (la permanencia) a jugar por otros algo más ambiciosos, las piernas tampoco funcionan igual, pues te toca desplegarte y ya no te vale eso del orden defensivo. La Real Sociedad, el Eibar y el Levante son tres equipos próximos, pero con objetivos muy dispares: si acaso la Real me parece algo más sólido en sus prestaciones como equipo y puede ganarse un hueco para los puestos de Europa. Pero su remontada está siendo muy intensa y, en algún momento, es probable que también se deshinche si, con la salvación asegurada, se tuercen un par de resultados. El fútbol, en definitiva, está empeñado en seguir dando una oportunidad al Valencia CF en liga. Otra cosa son las competiciones de ida y vuelta en las que lo emocional es un factor casi igual de importante que la precisión y la determinación. Ahí el Valencia CF demuestra estar a la altura de las circunstancias, de momento.
El argumento de la precisión ya no puede servir: algo habrá que cambiar para que esas aproximaciones se conviertan en ocasiones y esas ocasiones se conviertan, en la medida de lo posible, en goles. Eso se trabaja, no es cuestión de hadas ni de enanitos del bosque. Yo no veo un buen cruce de delanteros buscando el remate y no veo que los extremos y laterales sepan a dónde deben colocar los balones porque saben que ahí tendremos un punta anticipando, o una segunda línea llegando por sorpresa. Analicemos, pues, cómo llegamos a la portería rival y qué decisiones tomamos: trabajemos esto, por favor, que a mí, a este paso, me va a dar algo cada vez que jugamos. No me vale dominar, ni encajonar al rival, ni tener mil quinientos centros, porque estos son árboles que no me dejan ver el bosque. En el fútbol, quien perdona, no gana. Pues eso: tú, no ganas.