VALÈNCIA. Esta vez no lo digo yo. Coinciden la mayoría de analistas arbitrales (desde medios de Madrid, además): Medié acertó con la expulsión de Militao. Tremenda, por cierto, la asistencia de Radoja, y la cabalgada de León que forzó esa falta. Medié debió anular el 1-0 de Asensio y pitar penalti de Mendy a Melero en la jugada previa. Y que ello no oculte la desastrosa transición defensiva que hizo el Llevant. Hubo otra, que dejó a Benzemá solo ante Aitor, que salvó el gol. Y algunos fuera de juego mal tirados. Medié acertó con el penalti a Clerc (después de que le corrigiera el VAR). Roger lo lanzó fuerte pero poco ajustado, a una altura perfecta para un portero de envergadura.
O sea que el Llevant venció al Madrid y al árbitro, que se equivocó, por enésima vez, a favor del Madrid (en una jugada decisiva en que el partido pasó del posible 0-1 al 1-0) y que permitió la entrada de un grupo ultra al estadio. Porque… ¿no serían futbolistas madridistas no convocados los que pretendieron desde la grada, a base de gritos e improperios, corregir la decisión tomada por Medié de señalar penalti?
Pese a las bajas, sobre todo atrás, el Madrid no es que se presentara con el filial para jugar ante el Llevant. Lo peor que tenía sobre el campo (lo menos bueno, lo menos caro) eran Militao (50 millones) y Odriozola (30). El resto era prácticamente el equipo de gala: Courtois, Varane, Mendy, Casemiro, Modric, Kroos, Asensio, Hazard, Vinicius, Benzemá… El Llevant llegaba sin Vukcevic, De Frutos, Campaña y con Bardhi acabado de reincorporar.
Sin embargo, el Madrid de Zidane es un equipo sin alma y quién sabe si el Llevant de Paco López le ha dado la puntilla definitiva. Antes de la expulsión de Militao, en el 9’, ya hubo tiempo para comprobar que, ni once contra once, era superior. La razón es sencilla: el Llevant sabe a qué juega, aunque tenga defectos; el Madrid es un agregado de futbolistas sin hambre, que piensan más en su jubilación dorada que en matarse a trabajar. Y, sin trabajar, sólo con talento, no hay éxito. Allá ellos.
El Llevant no se confió, lógicamente, pese a jugar 85 minutos con uno más. Decantó el partido, dominó, creó ocasiones, defendió bien (casi siempre) y tuvo el acierto justo para imponerse. En algunas fases del partido dio la sensación de que al Madrid le venía grande el partido y el Llevant no se decidía a resolverlo y matarlo. Aún con diez, y ni siquiera con 1-2 en el marcador, los de Florentino presionaron la salida del balón con eficacia ni fueron capaz de arrebatar la posesión a los levantinos. La superioridad fue aplastante, humillante por momentos. El empate hubiese sido un premio inmerecido para los castellanos; el 1-2 los mantuvo dentro del partido, les permitió confiar en un golpe de suerte: un rechace, un error. No sucedió.
Los cambios fueron perfectos esta vez. Malsa rozó la segunda amarilla y dejó su lugar a Rochina; Bardhi entró por León; Melero pasó a la medular y Morales a la punta de ataque. Era el minuto 60’. El Llevant permutaba la brega de Malsa por la posesión. Luego, tras el 1-2, Vezo entró por Roger, López dispuso un sistema con tres centrales, dos carrileros y un solo punta, y creó una telaraña, abierta a las bandas, para que pasaran los minutos con el balón en su poder y un Madrid hundido corriendo tras él.
Quizá me acusen de abusar de los elogios, pero… ¿qué decir de los dos golazos que dieron la victoria al Llevant? ¿Qué sería de este equipo sin la aportación, desde hace una década de Morales y Roger? Una pena que Ayats no pueda poner poesía en directo a tanta belleza, con un fondo musical de Xavi Copado Lliure, pongamos por caso, para la recreación posterior. El primer gol granota nació en una rosca perfecta de Miramón que Morales empaló con clase justo en el momento en que el césped escupía el balón. El segundo surge del baile en un córner de Rochina y Bardhi, de la asistencia milimétrica del macedonio y de un torrentí que levanta el balón de espaldas, mientras lo recepciona y lo volea a la red, a la media vuelta.
El Llevant suma dos derrotas por la mínima en sus últimos 19 partidos, en el Camp Nou y el Madrigal. Es admirable que, en unos años, desde la llegada de Paco López, el levantinismo se haya acostumbrado a que su equipo sea capaz de plantar cara a cualquiera, de vencer en cualquier escenario. A falta de 18 jornadas, con 26 puntos, le faltan cuatro victorias para la permanencia virtual. Con la enorme ilusión de llegar a semifinales de Copa el miércoles. Ya saben que cantaba Sinatra. Pues eso. De esta semana depende que el Llevant sea capaz de firmar uno de los mejores cursos de su historia (pese al terrible contexto, que recuerda el de la Guerra, en el 37) y no ha podido empezar mejor. La semana mágica levantina.
Real Madrid 1-2 Llevant UD
UNO A UNO: Aitor (7); Miramón (7), Duarte (6), Postigo (6), Clerc (7); Radoja (8), Malsa (7) (Rochina (6) 59’), Melero (6), Morales (8) (Gómez (5) 75’); León (7) (Bardhi (8) 59’), Roger (8) (Vezo (sc) 83’).
—Paco López (9).
GOLES: 1-0 Asensio 13’; 1-1 Morales 31’; 1-2 Roger 78’.