VALÈNCIA. El propósito de Rubén Baraja es el de construir un proyecto de presente y de futuro en el Valencia CF (VCF). Pese a que es consciente de la cerrazón del máximo accionista a invertir en la plantilla, de la inestabilidad económica que lo determina todo, y de que en el pasado más reciente el club no ha respondido exactamente a sus peticiones para reforzar la plantilla, el entrenador de Valladolid, que en julio cumplirá 49 años, quiere seguir ocupando el banquillo eléctrico de Meriton Holdings.
Baraja está muy cómodo en la ciudad y en el club. Y pretende apuntalar y consolidar el proyecto que ha levantado este curso en Paterna. Acaba contrato en junio de 2025, pero su agente, Manolo García Quilón, ya ha escuchado las palabras ampliación y mejora contractual. Según ha podido conocer este periódico, la intención del entrenador, que aprueba Miguel Ángel Corona, es la de ampliar un año, hasta 2026, su relación con el VCF.
La semana posterior al desenlace del campeonato de liga ha estado marcada en Paterna por reuniones y llamadas de teléfono. Y el principio de acuerdo para la renovación del técnico ha sido sorprendentemente veloz para el caminar lento que caracteriza todos y cada uno de los movimientos del máximo accionista del club, Peter Lim, a la hora de validar cualquier proyecto deportivo. Sus ejecutivos en València Miguel Ángel Corona y Javier Solís han escuchado estos días al entrenador Rubén Baraja. El técnico ha pedido una serie de condiciones para continuar y se ha llegado a un consenso que debe validar Singapur para que, posteriormente, los empleados de alto rango de Meriton se lo trasladen al técnico.
Baraja confía en la palabra que le ha dado el club sobre la confección del equipo para la 2024-25 y no vincula su decisión de continuar al cierre del mercado estival. Podría esperar a septiembre y una vez vista la configuración de la plantilla decidirse a renovar o no hacerlo si el club no cubriese sus exigencias. Pero ha decidido renovar ya. De hecho su intención es que si Meriton acepta sus peticiones toda la documentación se firme en los próximos días para marcharse de vacaciones y comenzar la pretemporada en julio sin otra preocupación que no sea la de preparar a su plantilla.
Hace siete días se especuló con que Manolo García Quilón, se desplazaría a València o mandaría a alguno de sus hijos, pero, de momento, solo ha participado por teléfono. Quilón conoce que el pensamiento del Pipo y el del club coinciden en ampliar contrato. Cuando aparezca en la ciudad será para la firma del acuerdo.
Pese a que es sabedor de que lo que proponga en estos encuentros con Corona y Solís no va a conducirle a ningún sitio hasta que la presidenta Layhoon Chan lo traslade a Singapur, el entrenador ha sido el que ha impulsado las conversaciones.
En estas charlas que ha mantenido esta semana con el club, Baraja ha trasladado comprensión, inquietud, pero también exigencia y protagonismo. Entiende que la última temporada y media se ha ganado respeto y credibilidad en su trabajo, y pretende tener más peso en la planificación deportiva.
Las aspiraciones del entrenador chocan con la política de mínimos que ha decidido el máximo accionista Peter Lim. El encaje no va a ser fácil entre las dos posturas, excepto que Baraja vuelva a ser flexible y paciente. En todo caso, llegado el momento, al final del mercado, el entrenador volverá a pedirle a los responsables del club que sean ellos los que, como sucedió la campaña pasada, le digan a los aficionados cuál será el objetivo a cumplir por el equipo en la 2024-25.
El técnico, tolerante con los anteriores desplantes del club en la política de fichajes, ha preguntado por la confección de plantilla. Y ha dejado entrever su preocupación porque teme las salidas de efectivos importantes como Mamardashvili y Mosquera. El entrenador entiende que la situación económica y las directrices que marca Singapur impiden hacer grandes dispendios, pero está inquieto por si la plantilla que viene es peor que la que ha tenido entre manos la pasada campaña.
Baraja quiere saber si la altura de los recambios será inferior a la de los jugadores que abandonen el club porque no quiere que el equipo pierda potencial. Su petición es que Meriton no debilite al equipo. En el supuesto de que Mamardashvili y Mosquera no se los llevase el mercado y continuasen en plantilla, Baraja pretende reforzar las posiciones de central, mediocentro, extremo zurdo y punta. Si hay salidas, demandaría más efectivos. Y, por ejemplo, si sale Mamardashvili quiere otro portero. Igual que, si sale Mosquera, quiere otro central capaz de dar un rendimiento similar. Es decir, pretende que haya cierta inversión en la calidad de la plantilla si hay ventas importantes.
Durante las próximas fechas, el entrenador va estar muy pendiente de la recuperación de José Luis Gayà y de la puesta a punto de Jesús Vázquez una vez olvidados sus problemas tras el trastorno neuromotor que padeció en septiembre de 2023. Ese flanco genera dudas en el cuerpo técnico por el estado de ambos laterales. El verano servirá para despejarlas.
El técnico del Valencia no cuenta con Samu Castillejo ni con Eray Cömert, que regresan al vestuario tras cesión, aunque sabe que la salida de Cömert no se producirá hasta que se concrete si hay venta o no de Mosquera. El problema con Castillejo es económico y todo apunta hacia una rescisión de contrato, que no va a ser fácil.