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opinión politizada / OPINIÓN

Bombas de efecto retardado

5/07/2023 - 

VALÈNCIA. Uno de los aspectos más irritantes de narrar factualmente el día a día del Valencia CF es el potente somnífero que la maquinaria Meriton ha ido aplicando, con el paso de los años, a una gran parte de la masa social. Un veneno insensibilizador que, por acumulación, logra que las barrabasadas en la gestión sean pasadas por alto en primera instancia, o no se les otorgue la gravedad que merecen, para posteriormente regresar cual Conde de Montecristo a mordernos el trasero a todos.

Es irritante, pero también frustrante. Porque el mundo del fútbol suele conferirle a los clubes una alta capacidad de maniobra para meter la pata y que las consecuencias lleguen en diferido semanas, meses o incluso años después. Una granada de efecto retardado que aterriza a tus pies, te genera una agonía permanente durante un tiempo y finalmente explota, desencadenando el caos. Peter Lim tiene la llave del arsenal: el singapurés ha sido experto en moverse en esas aguas en las últimas cinco temporadas, el tiempo que transcurre entre lo que era un equipo campeón y el actual edificio en ruinas que salvó por los pelos la categoría el mes pasado.

Igual que hace unos días me afanaba en insistir en que el ‘reset’ es una falacia porque es materialmente imposible que un club haga borrón y cuenta nueva cada verano, hoy quiero incidir en la alarmante parsimonia con la que el valencianismo se toma cada una de las decisiones trascendentes en el club durante las últimas temporadas, provocando así una reacción insustancial y desorganizada cuando ya es demasiado tarde. Basta con soltar un par de globos sonda, dos o tres anuncios cosméticos y tener la máquina de humo de los fichajes a pleno rendimiento para distraer la atención lo suficiente. La memoria a corto plazo y la inmediatez hacen el resto.

¿Un ejemplo concreto? Hablemos de Kang In Lee. Cuando un aficionado lo vive en primera persona, el día a día y el fluir de los acontecimientos difumina los bandazos que Meriton ejecutó con el surcoreano. Pero cuando lo resumes y lo pones negro sobre blanco, el asunto es para echarse a temblar: un manual de cómo arruinar diez años de cuidadosa y esmerada formación deportiva en apenas un par de temporadas. Ahora que el futbolista tiene cerrado su pase al PSG francés, un pequeño ejercicio de memoria nos vendría bien a todos.

En la campaña 2018-2019, Kang In tuvo protagonismo en aquellos cuartos de Copa ante el Getafe, pero pasó la primera mitad de la temporada en el filial y apenas tuvo minutos en 11 partidos a las órdenes de Marcelino. El técnico asturiano explicó en Veus Fé-Cé el año pasado sus planes para el surcoreano y para Ferran Torres: extensión de contrato y cesión en verano de 2019 para darles “crecimiento en otro lado y luego, en el menor tiempo posible, disfrutar de ese futbolista que se supone que va a ser muy bueno”. La demolición interna en el club aquel verano mandó todo al garete; con Albert Celades a los mandos, Kang In jugó menos de 700 minutos en la 19-20 (el equivalente a siete u ocho partidos completos), pero Anil Murthy y adláteres ya habían encontrado en el chaval su estilete ideal para venderle al mundo la infausta Meriton Youth Policy (¿la recordáis?). El 7 de julio de 2020, hace tres años, el club sacaba pecho y presumía de Kang In, de su precocidad, de su protagonismo, de su talento, de sus minutos con un Valencia que había pasado a octavos de la Champions… Celades también fue por el aire, Voro le reemplazó y la posterior llegada de Javi Gracia fue decisiva para que el crecimiento del futbolista se frenase. Gracia quiso irse, el club lo mantuvo como rehén para no pagarle la indemnización, y aquella temporada se produjeron decisiones kafkianas como resultado de esa guerra fría entre entrenador y directiva. Kang In, mimado durante casi una década en la cantera del Valencia, fue uno de los daños colaterales de aquel despropósito.

Anil Murthy, con Miguel Ángel Corona como fiel escudero, se percató demasiado tarde de que haber maltratado así a un activo no iba a ser la mejor estrategia para renovarle. Así que, en agosto de 2021 y con Bordalás como figura ideal para echarle el muerto, los medios afines vendieron públicamente que el técnico no contaba con el futbolista. De este modo, era más fácil hacerle pasar el trago a los aficionados de lo que supone regalar a coste cero a todo un Balón de Oro del Mundial sub20 a cambio de poder encajar en la plantilla a un Marcos André que, aquellos días, parecía la reencarnación de Lubo Pénev. Bordalás, también de viva voz en Veus Fé-Cé y sin necesidad de filtrar su versión a terceros para que otros la cuenten, lo explicó con claridad hace unos meses: “Pude entrenarle dos días. Un jugador con personalidad, con carácter, que no se arruga, con mucho fútbol. Pero ya estaba decidido que ese jugador saliese: me decían que había que sacarle, que era un mal ejemplo para el grupo. No sé qué problema hubo”. El ‘problema’ era que Kang In, harto de cómo Meriton estaba manejando su carrera y con todavía un año de contrato restante, se había decidido a no renovar. El Mallorca, muy atento, no desaprovechó el regalo. Dos años después, los bermellones se embolsan casi 18 millones de euros de beneficio en una operación global de 22 millones más variables por un jugador que le costó… cero euros.

En dos párrafos hemos resumido casi cinco años de la trayectoria de Kang In. ¿Sabéis qué pasó cuando lo dejaron irse libre al Mallorca? Exacto: nada de nada. Apenas hubo voces denunciándolo. Un ejemplo de manual de descapitalización deportiva y de regalo de activos importantes que una mayoría de aficionados –nunca me gusta generalizar- dejó correr porque, ey, ahora viene Marcos André y sí que lo vais a flipar. Y porque, total, Kang In es un ingrato y tampoco era para tanto ese futbolista. Dos veranos después, podemos escuchar a orillas de La Malvarrosa las carcajadas de los directivos del Mallorca mientras cuentan billetes.

Como todo el mundo sabe, los aciertos de hoy sientan las bases de los éxitos del mañana. Meriton le ha dado la vuelta a esa filosofía: las cagadas del ayer sientan las bases de la miseria del presente. Bombas de efecto retardado. La próxima vez que alguien se pregunte por qué el Valencia está como está, no le remitáis al ahora; toca dibujarle, detalladamente, todos los pasos que Peter Lim ha dado durante muchas temporadas para poner al valencianismo contra las cuerdas. Kang In, por desgracia, sólo es uno de muchos.

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