La lección de Amador Sanchis

VALÈNCIA. Conocí al hijo del fundador del Gimnàstic FC, y a su nieta Eugenia. Amador Sanchis y Mercedes Bonito tuvieron dos hijos: Juan Vicente y Mercedes, que ya falleció. Eugenia es hija de Mercedes y los levantinistas le debemos que haya tenido la sensibilidad de conservar el legado de su abuelo, a quien no llegó a conocer. Una pequeña parte se puede contemplar en la magnífica exposición De granotes, gats i palmeres. Els orígens del Llevant UD. Allí quedamos un domingo frío. Tomamos café y luego la vimos juntos. Me pregunté si los que nos acompañaban en la cafetería de la Beneficència percibían le emoción que rezumaba la mesa donde nos sentamos. Juan Vicente se parece a Amador, a quien reconozco en fotos mejor que a algunos de mis antepasados. Cuando José Luis García Nieves y yo reconstruimos la historia del Gimnàstic FC (tomos I y II de la Historia del Llevant UD) no conseguimos contactar con la familia de quien fue la piedra angular del nacimiento del fútbol entre las tapias del Patronato de la Juventud Obrera. Y todo lo que supimos del fundador y defensa del Gimnàstic, periodista y cronista (con el alter ego Seg, un plumilla sin pelos en la lengua), militante de la Derecha Regional Valenciana o presidente del Llevant UD y de la Federación Valenciana (FVF) después de la guerra fue por la prensa y por un puñado de libros coetáneos. Tuvimos que aprender a reconocerle (a él y a tantos otros) en los miles y miles de fotos que usamos para reconstruir nuestra historia. En cuando vi a su hijo le di un abrazo. “Pero bueno, ¡cómo te pareces a tu padre!”. Juan Vicente tiene 80 años pero conserva la genética del joven Amador. Me contó muchas anécdotas y vivencias. Aunque su padre falleció cuando él tenía trece años mantiene vivo el recuerdo, sobre todo de sus visitas a Vallejo y a Mestalla.

Amador era un loco del fútbol. Desde luego no hubiera firmado aquello de “No nos gusta el fútbol; nos gusta el Llevant”. Y como todos los locos del fútbol, en un tiempo en que apenas lo había televisado, iba con su hijo una semana a Vallejo y la otra a Mestalla. Más aún: siendo presidente de la FVF y coincidiendo con el poderoso Valencia CF de los años 40, tuvo una estrecha relación con Luis Casanova. Mientras tanto el Llevant UD, entre la fusión del 39 y el ascenso del 56 a Segunda, vagó entre la categoría de plata, Tercera e incluso estuvo un año en Regional, muy lejos del poderoso equipo que habían sido el Llevant FC de los años 30 o el Gimnàstic del periodo 1918-24. Sólo los levantinos irreductibles mantuvieron su fidelidad a un club insostenible que apenas proporcionaba alegrías. Muchos marcharon a Mestalla para siempre. El Llevant sobrevivió en gran parte por su vinculación afectiva a la Valencia marítima. Al morir Amador, Juan Vicente marchó a estudiar a Madrid y ya vivió fuera del cap i casal hasta hoy, pero siempre se sintió del Llevant y del Valencia, tanto en Madrid como en Cataluña, donde reside. Y siempre se preguntó qué sentiría cuando volviera a ver al Llevant en Primera. Sucedió en el curso 2004/05. El derby volvía a Mestalla, 39 años después, y el corazón del hijo de Amador dictó sentencia: más allá de las alegrías que le habían proporcionado unos y los sinsabores de los otros durante décadas, Juan Vicente vibró con el Llevant y se cabreó, como todos los granotes, cuando el árbitro dio como gol el remate de Mista que Mora detuvo antes de que traspasara la línea. Su duda la resolvió su corazón.

La familia de Amador Sanchis fue invitada al palco VIP y presenció la victoria ante el Burgos que, sumada a la de Cartagena, nos posiciona en ascenso directo. Defendamos con uñas y dientes ante el Andorra (y hasta el final) una de esas dos plazas porque el Llevant de hoy, como el de los años 40 y 50, como el de los 70, los 80 y parte de los 90, es insostenible fuera de Primera. Recuperemos cuanto antes “el futuro por conquistar”.