VALÈNCIA. ¿Le da al Llevant de Calleja con este fútbol para el ascenso directo? La pregunta, que nos hacemos en esta columna desde hace meses, ha acabado por extenderse a todo el levantinismo, sembrado de dudas con el rendimiento del equipo, que no acaba de auparse a lo más alto de la tabla. Y eso que existe una variable que nadie contempla (o de la que nadie habla): hasta la fecha, desde la salida de Nafti, todo ha salido razonablemente bien en cuanto a resultados… Sin embargo los viejos sabemos que no hay temporada sin bajón, sin crisis, sin momentos de mala fortuna. Y cuándo llegue, si llega, como es previsible, ¿qué? Porque conforme andan los aspirantes a las dos plazas de ascenso directo, flojear no es una opción. La sensación es que si alguien falla 2/3 partidos seguidos se descuelga. No, definitivamente, el Llevant no se va a poder permitir ese momento crítico, si quiere subir sin la lotería de la promoción. Quedan catorce partidos, 42 puntos en juego. Los granota están con 51. Le faltan 30 puntos para la puntuación con que se subió el curso pasado. El Eibar, con uno menos, se quedó fuera en la última jornada. Los que subieron, en la jornada 28, llevaban 55 (Almería) y 52 (Valladolid). En todo caso, yo creo que este curso harán falta 33 puntos más, 84 en total. ¿Será capaz la escuadra levantina de perder sólo nueve puntos de aquí a final de liga? Y aún así veremos. Ocho puntos (cuatro empates) es lo que ha dejado de ganar en la últimas ocho jornadas.
¿Qué hizo el Llevant de Muñiz para conseguir subir seis jornadas antes de finalizar la Liga? En la jornada 28 llevaba once puntos más que ahora, 62. Y sin embargo había perdido un partido más (cuatro, por tres de ahora), pero sólo sumaba cinco empates (por los 12 actuales). No perder está sobrevalorado. La racha sin derrota es espectacular de cara a la historia y la estadística pero lo cierto es que suma más una victoria y una derrota que dos empates. En cuanto a goles, los de Muñiz llevaban 40 a favor y 20 en contra (32 y 18 ahora). Al margen de valoraciones subjetivas y circunstancias puntuales no parece razonable, como venimos advirtiendo hace mucho, que tenga estas escasas prestaciones goleadoras un equipo con este potencial ofensivo: De Frutos, Bouldini, Wesley, Soldado, Cantero, Brugué, Musonda, Ibáñez, Campaña, Montiel… Nadie en Segunda tiene un cartel así. Ni siquiera parecido. ¿Es un problema de futbolistas? Siempre he argumentado que no. El problema es a qué juega este equipo. A no perder. No a ganar. No a machacar al rival. No a sentirse superior. Esa filosofía nos ha llevado hasta aquí, pese al mal inicio del curso. Calleja tiene la posibilidad de imprimir una marcha más, de apostar por una superioridad ofensiva del equipo ante el mayúsculo reto de ganar once de los catorce partidos que quedan para estar en Primera a finales de mayo. Estamos a tiempo de ir a por los partidos desde el minuto 1, de jugar con dos extremos y dos delanteros, de mentalizarnos que podemos ir un poco más allá.