VALÈNCIA. Hace mucho que no sintonizo con el Llevant de Calleja, que veo los partidos con resignación. El día del Eivissa fui al estadio sin ilusión, después del esperpento de Tenerife y de tantos otros partidos calcados. Fui pensando en el Écija. ¿A qué juega este equipo? ¿A qué jugaba durante aquella maldita racha sin perder? ¿A qué ha jugado todo el curso? A nada. Con excepción de unos pocos partidos, el Llevant ha sido ramplón, gris, previsible.
¿Podemos subir? Matemáticamente sí. ¿Podemos subir sin ganar ni marcar? Si quedamos terceros, cuatro empates en el play-off nos ponen en Primera. ¿Podemos subir directo? Habría que ganar a Villarreal y Oviedo, y esperar. Y tras lo del Eivissa, uno de los encuentros tácticamente más vergonzosos que recuerdo en la historia de este club, ¿qué quieren que les diga? No sé cómo podremos sumar de tres, aunque el rival no se juegue nada. Dejar a De Frutos en el banco y sacarlo a pierna cambiada para después meterlo de lateral; quitar a Pubill; poner a Joni en banda; Soldado de titular; Musonda como revulsivo… El esperpento no tiene fin.
Yo iba a ir a Vila-real. Por el escudo. Con la familia. Esperaba una invasión, que la hinchada ganara ese partido y nos pusiera virtualmente en Primera. Ya no me he visto con fuerzas. No por mi. Por no embarcar a mis hijos en este despropósito. Honor a los 2.500 que irán. Hay que intentarlo porque más allá de Calleja, de Miñambres y de Quico y sus suboficiales, responsables últimos de esta temporada terrible (algo que el ascenso no cambia), esta entidad necesita volver a Primera como el agua.
Durante semanas he creído que los jugadores salvarían la situación. Pepelu e Iborra, por supuesto; Marc y Álex, de lo mejorcito; De Frutos, pese a su temporada gris; Cantero, aún sin continuidad ni acierto; Pier y Postigo, a pesar de todos los errores; Joni, aunque dure 60 minutos; Femenías, un hombre discreto, y alguno que se sume, aún a última hora, con un gol importante, con un quiebro, con un detalle, con algo de coraje. Es a lo único que me aferro.
De Calleja sólo espero que vuelva al esquema del Alavés: un delantero y, por detrás, un media punta y dos extremos rápidos, con los tres (a ser posible Joni, De Frutos y Cantero) alternándose en las posiciones. Que meta a uno del filial antes que a Musonda. Poco más. Y que se marche cuando esto acabe.
Y de Quico espero que, si por una de aquellas, perdemos, o ganamos sin opciones ya de ascenso directo, no dilapide el play-off manteniendo a Calleja y a Miñambres. Salvemos el fracaso con un ascenso. Y salvemos el club. Y sobre todo salvemos la ilusión del levantinismo.