VALÈNCIA. Están en el Valencia, pero no son del Valencia. Y el futuro está ya ahí, llamando a la puerta de un club histórico. El ejemplo de Bryan Gil y Hugo Duro sirve para todo en esta vida. Se trata, algo incontestable, que este Valencia de Peter Lim y compañía comienza a tomarse en serio el fútbol europeo y de ya su primer paso para demostrar que el Valencia es mucho más que un club para especular con sus valores y, por contra, sí es al cien por cien una entidad centenaria que en el fondo necesita una gestión seria y verdadera.
Los casos de Bryan Gil y Hugo Duro sirven para todo como hoja de ruta de este Valencia que necesita crecer para sentirse de nuevo ese equipo que nos robó el alma en nuestra más tierna necesita renacer del todo àra infancia. El Valencia, el Valencia de verdad, ese Valencia que nos robó de nuevo el corazón en el partido de vuelta de la Copa de este año, necesita regresar a su auténtica forma de ser, a su auténtica línea competitiva, y empezar a gestionar con la ilusión y la sencilles que nos ha acompañado toda la vida. El corazón del Valencia no es el corazón que conduce de forma arbitraria e interesada un tipo llamado Peter Lim. No, no es ese. El Valencia de verdad es el que vimos y disfrutamos sobre el césped de Mestalla este pasado miércoles. Un Valencia altivo y atractivo y en comunión constante con esa afición que en el fondo es la auténtica dueña de este club que anida en nuestro corazón.
Por eso señalo a Bryan Gil y Hugo Duro como símbolos de un Valencia actual que necesita crecer abrazado a jugadores de su plantilla. Fichar a Hugo Duro no parece caro y es simplemente ejecutar la opción de convertirlo en futbolista del Valencia de cara a un futuro que debería ser muy interesante. Y el caso de Bryan sí que es complejo en el caso de verdad que el Valencia quiere ficharlo en lugar de tenerlo cedido sin ninguna opción de comprarlo. Bryan está feliz desde que llegó al Valencia y el Valencia también está feliz con todo lo que puede aportar el jugador. E intentar quedarse con Bryan, intentar que sea de verdad jugador del Valencia, sería dar un paso de gigante pensando en el futuro y en el fondo sería también como pegar un guiño a esa afición que siente al rat penat desde que llegó a este mundo.
Bien, ahora dejemos de pensar en el futuro y centrémonos en el partido de hoy mismo. Es un partido que queda como descafeinado después de la gesta de la Copa, pero que sí debemos pensar que es un partido en serio en este sprint final el campeonato de Liga. Al Valencia una victoria le daría alas en ese sentimiento de seguridad que le ha otorgado la semifinal e Copa y Mestalla va a ser de nuevo el gran testigo del equipo de Bordalás para empujar a los suyos a la victoria. El rival de turno, el Granada en este caso, figura cuarto por la cola en la clasificación y aunque tenga un futbol robusto y antipático bueno sería que el Valencia recuperara en Liga a ese Valencia que nos enamoró en la Copa y consiga un triunfo que daría paz y una dosis importante de fe pensando en el futuro inmediato a un equipo que de alguna forma recuperamos en espíritu el pasado miércoles en el duelo de Copa.
Y un pequeño guiño. En este caso una victoria ante el Granada sería a la vez como dedicar un guiño de complicidad al otro equipo de la ciudad de Valencia. El Levante UD ha recuperado en los últimos partidos la sensación de que quiere seguir siendo un equipo de Primera y esa hipotética victoria del Valencia ante el Granada sería a la vez como una invitación al sentimiento granota a pensar y creer que la gesta todavía es posible.