Hoy es 7 de octubre
VALÈNCIA. Los clientes más asiduos de esta cantina ya saben de mi fascinación por Caitlin Clark, una joven estadounidense de 22 años, de Des Moines (Iowa), que está revolucionando el baloncesto en Estados Unidos. Primero lo hizo en la NCAA, en la liga universitaria, donde logró una popularidad y unas audiencias que rivalizaron con la mismísima NBA. Y ahora ya en la WNBA, donde, después de un inicio titubeante que no desperdiciaron los oportunistas para poner en duda su valía, ha acabado por imponer su clase. La última noche firmó su segundo triple-doble. Algo que nunca había logrado una ‘rookie’.
Clark está llevando el baloncesto femenino a unos niveles de popularidad desconocidos. Y su equipo, los Indiana Fever, se frota las manos y se deja llevar por esta locomotora. Su irrupción desde el número uno del draft está siendo despampanante. La venta de entradas en el Gainbridge Fieldhouse, la casa de las Fever, ha crecido un 264%. Sus rivales, a lo largo de esta primera temporada en la WNBA, la han recibido con pabellones de 17.000 o 20.000 espectadores repletos. La tienda de la franquicia ha experimentado un crecimiento del 1.000%, mientras que la venta de camisetas, la mayoría con el 22 de su escolta, ha dado un salto del 1.193%. Numeros de vértigo.
Caitlin Clark juega muy bien al baloncesto, pero, además, tiene carisma. La gente se muere por ir a verla y si le echas un vistazo al ‘feed’ de la cuenta de Instagram de Indiana Fevers verás que al acabar los partidos, un montón de aficionados, de su equipo y del contrario, se lanza a por una firma suya donde sea. La he visto hasta firmarle el brazo a un hincha. Todos quieren tener a Clark.
La joven ha llegado para revolucionar el baloncesto como antes lo hizo Michael Jordan con los hombres. O, más atrás en el tiempo, el duelo entre ‘Magic’ Johnson y Larry Bird. “Es la que va a hacer que muchas otras jugadoras sean multimillonarias”, augura Nancy Lieberman (Lady Magic).
Esta exjugadora y entrenadora hace el comentario porque Clark tiene muchos detractores. No todo el mundo ha recibido igual de bien su apabullante popularidad. No todas las jugadoras llevan igual de bien que llegue esta novata y anote sus triples desde una distancia media de 8,4 metros (el récord de Stephen Curry estaba en 8,2). O que haya batido una pila de récords. O que sea la mejor en triples y asistencias. O que esté promediando, desde el parón olímpico, casi 25 puntos por partido, nueve asistencias, cinco rebotes y un robo.
El mismísimo Charles Barkley también ha salido en su defensa y habla de “celos mezquinos” de sus ‘haters’. La leyenda de la NBA cuenta en un podcast que, además, admira la forma de encajar todos estos ataques. “Lo que me encanta de ella es que nunca dice una palabra”. Caitlin Clark, creo, sabe que el tiempo juega a su favor. El futuro es suyo. También de Angel Reese (Chicago Sky), su archirrival, otra debutante que está completando una temporada sobresaliente. Y algunas otras. Pero ella va a ser la reina. Su inteligencia la llevará hasta donde ella quiera.
Y muchos disfrutaremos viendo cada mañana los vídeos y los reels que nos mostrarán las maravillas de la última noche. Un triple desde el logo, una asistencia desde su campo o ese movimiento de pies extraordinario, para mí lo que la hace realmente diferente, que muchas veces deja a sus rivales sentadas sobre el parqué. En Iowa, en la NCAA, tenía que hacerlo casi todo. Pero en Indiana Fever está aprendiendo a compartir los esfuerzos con sus compañeras. Clark es muy lista y entiende el juego con mucha clarividencia. Así que solo es cuestión de tiempo que triunfo.
Su equipo, que tuvo un arranque de temporada nefasto (1-8), le ha dado la vuelta y desde los Juegos -donde Clark podría haber estado perfectamente- las Fever están lanzadas. Ocho victorias y una derrota que les ha servido para meter por primera vez en los playoffs desde 2016. La escolta ha sido elegida jugadora del mes de agosto, pero su entrenadora, Christie Sides, también. Ella no se da por saciada y ya anuncia que van a las eliminatorias por el título a ganar. “Para mí esto no es como una dieta. Sí, es genial, es un gran logro, pero queda mucho más por hacer”, ha dicho Clark.
Ella sigue haciendo su camino para revolucionar su deporte. Las audiencias de sus partidos ya compiten con las de la NBA. Inaudito. Su magnetismo es cada vez mayor. Como los patrocinadores que quieren asociarse con este unicornio. Pero Caitlin Clark no se detiene. Ahora, junto a Aliyah Boston -la número uno del draft de 2023-, Lexie Hull, Kelsey Mitchell y NaLyssa Smith -el quinteto principal de Indiana Fever-, aspira a seguir haciendo historia en la WNBA. Inclínense ante la reina.