VALENCIA. El punta costarricense Joel Campbell es la guinda a la 'revolución' experimentada por la plantilla del Betis desde la llegada, en mayo, del vicepresidente deportivo, Lorenzo Serra Ferrer, quien le ha dado la vuelta al conjunto verdiblanco con un decena de incorporaciones y casi una veintena de salidas.
Con la contratación de Campbell, cedido por el Arsenal inglés hasta final de la presente temporada, el Betis ha puesto a las órdenes de su nuevo entrenador, Quique Setién, a diez nuevos jugadores para darle la vuelta a las decepciones de los anteriores proyectos dirigidos por Eduardo Maciá y Miguel Montes Torrecilla.
Las llegadas han sido simultáneas a las salidas hasta conformar un grupo en el que las caras nuevas han sido las de los defensas Antonio Barragán, Jordi Amat y Zouahir Feddal; los centrocampistas Víctor Camarasa, Andrés Guardado, Javi García y Ryad Boudebouz; y los delanteros Cristian Tello, Sergio León y Joel Campbell.
Junto a ellos, en pretemporada se han consolidado con opciones de jugar con Setién los centrocampistas Fabián Ruiz, quien ha regresado tras su cesión de un año en el Elche; y el colombiano Juanjo Narváez, una de las revelaciones de los primeros compases del año y que, aunque con ficha del filial, cuenta con muchas papeletas para jugar a lo largo de la temporada.
Por tanto, Campbell, quien regresa al Betis cuatro años después, es el colofón de una planificación que, de manos de Serra, ha culminado en un grupo que no se parece a los de Maciá y Torrecilla; del que la última salida ha sido la del francés Didier Digard, que la pasada temporada jugó cedido en el Osasuna; y del que falta por confirmar la desvinculación del punta ucraniano Roman Zozulya.
Torrecilla incorporó la pasada temporada a doce caras nuevas que, de la mano de los entrenadores Gustavo Poyet y Víctor Sánchez, no lograron el objetivo marcado por el club de quedar en décima posición, por lo que comenzaron las salidas con la cesión del medio chileno Felipe Gutiérrez al Internacional de Porto Alegre brasileño.
Caso aparte fue el del internacional belga Charly Musonda, quien comenzó la pasada temporada como una de las mayores esperanzas béticas y que regresó al Chelsea inglés tras no responder a las expectativas depositadas en él.
Si Felipe Gutiérrez salió el pasado abril, en mayo llegó Serra y, tras la dimisión de Torrecilla, se puso manos a la obra en la confección de una plantilla que pudiera estar a la altura de las expectativas de la afición y que, dirigida por Setién, cumpliera con los objetivos.
Por ello, junto a las entradas, la dirección deportiva ha gestionado la salida de casi una veintena de jugadores en calidad de traspasados o cedidos; de los que el último ha sido Digard a falta de concretar la rescisión del contrato de Zozulya, con lo que la plantilla quedaría cerrada para esta temporada.
Las últimas operaciones han sido las cesiones al Leganés del serbio Darko Brasanac y al Albacete de César de la Hoz, con ficha del filial verdiblanco; aunque antes salieron otros futbolistas destacados como el caso de Dani Ceballos, quien fue fichado por el Real Madrid.
Además de ellos, han abandonado la disciplina bética el portero Manu Herrera; los defensas Álex Martínez, Bruno González, Cristiano Piccini y Germán Pezzella; y los medios Petros dos Santos, Jonas Martin, Ryan Donk, Álvaro Cejudo y Rubén Pardo, quien volvió a la Real Sociedad tras jugar cedido la pasada segunda vuelta.
A la espera de la salida de Zozulya, en el ataque de los de Quique Setién sólo queda del año pasado el paraguayo Tonny Sanabria tras la cesión de Álex Alegría al Levante por un año y de Rubén Castro al Guizhou chino hasta el próximo diciembre, fecha en la que podría regresar a la disciplina verdiblanca.