Carlos Alcaraz disputará la final de Umag siendo el cuarto jugador del mundo

MURCIA. Otra final, la sexta del año, y número 4 del mundo. Carlos Alcaraz Garfia, no sin sufrimiento, ha logrado el doble objetivo que perseguía en su duelo de este sábado frente al italiano Giulio Zeppieri, al que ha vencido por 7-5, 4-6 y 6-3 en 2 horas y 53 minutos en las semifinales del ATP 250 de Umag, en Croacia, y eso le otorga el derecho a pelear por el título que ya alcanzó el pasado año en este torneo. 

A la espera de saber quién será su rival -el ganador del duelo entre los también italianos Jannik Sinner y Franco Agamenone-, lo que ya conoce el murciano es que el lunes aparecerá en la cuarta posición del ranking internacional ganando un puesto y estableciendo un nuevo tope personal.

El choque entre dos chavales como Alcaraz, de 19 años, y Zeppieri, de 20 y que ocupa el puesto 168, comenzó con algunas dudas por parte del español, que perdió el primer juego al resto y luego, en el segundo, levantó una bola de break para lograr el 1-1.

El de El Palmar fue el que desperdició tres pelotas de ruptura pero sí aprovechó la cuarta para tomar la iniciativa en el encuentro y a continuación confirmó la ventaja con su servicio (3-1).

No tenía pinta de ser un camino sencillo el que llevaría a la final y quedó demostrado en el siguiente juego, dominado por Zeppieri, quien, marcando el ritmo, dispuso de otras dos opciones de break. Sin embargo, Carlos reaccionó y no perdió el control. El 4-2, que bien pudo ser un 3-3, rearmó al murciano y pudo afectar a la confianza de su rival.

Sin embargo, no fue así. El de Roma continuó apretando y, por fin en su quinta posibilidad de ruptura, logró su propósito en una demostración de fe pues llegó a ir 40-0 abajo ante un Alcaraz falto de consistencia.
Al pupilo de Juan Carlos Ferrero se le ve últimamente menos inspirado -la temporada lógicamente tiene sus altibajos- y se vio por detrás con el 4-5 al encadenar tres juegos perdidos de forma consecutiva.

Al palmareño le tocaba sobreponerse y su gen competitivo le permitió agarrarse a un set en el que Zeppieri tuvo hasta tres bolas para llevárselo en el décimo juego. Con 5-5, superado ese momento de apuro, Alcaraz recuperó parte de su mejor tenis al resto para obtener un break que le allanaba el terreno y, posteriormente con su saque, cerró a su favor una intensa y disputada manga después de 1 hora y 21 minutos.

En el segundo parcial cada tenista fue llevándose su saque y como fue el transalpino el primero en poner la bola en movimiento suya fue la iniciativa. Alcaraz, atendido por una torcedura en el tobillo derecho cuando fue a interceptar una volea de su rival que por cierto no pasó la red, niveló por cuatro veces (1-1, 2-2, 3-3 y 4-4), pero no pudo hacerlo en la quinta ocasión y su oponente, haciendo daño al resto, llevó la semifinal al tercer y definitivo set después de otros 50 minutos.

El español se centró e inició mucho mejor esa manga anotándose dos breaks y manteniendo también el saque para cobrar una clara ventaja.

Sin embargo, la inestabilidad de Carlos bien le pudo pasar factura. Igual que rompió dos saques seguidos a su adversario los cedió él y la consecuencia fue que del 3-0 se pasó al 3-3.

El peligro inminente se intuía, pero el todavía número 5 del mundo interpretó bien la situación para, con otra ruptura, retomar el mando y ya no quiso más sobresaltos.

Aseguró su servicio y concluyó la contienda con su sexto break, éste en blanco, la mejor forma de sellar el pase a la final después de otros 42 minutos de un choque en el que sumó 118 puntos, 14 más que Zeppieri.

El murciano, que se planta en la final tras haber superado sucesivamente al eslovaco Norbert Gombos, al argentino Facundo Bagnis y a Giulio Zeppieri, cerrará julio peleando por el que sería su quinto título de 2022, tras los conquistados en los Masters 1.000 de Miami y Madrid y los ATP 500 de Río de Janeiro y Barcelona. El pleno para él en este año que está siendo tan productivo se lo negó otro italiano como Lorenzo Musetti, quien le venció en el ATP 500 de Hamburgo el pasado domingo. Siete días después hay una gran ocasión para quitarse esa espina.