VALÈNCIA. Una imagen de Alfredo di Stéfano en el campo de Sarrià tras la derrota por 1-0 ante el Espanyol en la que indica con ambas manos que el Atlético de Madrid y el Barcelona habían empatado a uno resume todo el suspense con el que el Valencia logró hace 49 años, el 18 de abril de 1971, la cuarta Liga de su historia.
A punto de cumplirse el medio siglo de aquella tarde del domingo de Pascua en Barcelona, el valencianismo no ha olvidado que el equipo necesitaba un punto para ser campeón, pero que si perdía, la victoria de cualquiera de sus perseguidores, atléticos o barcelonistas, le dejaba sin premio.
Al final, se tuvo que aferrar al clavo ardiente de la igualada de sus rivales para ratificar un título al que accedió en una campaña que comenzó en verano de 1970 tras una pequeña revolución en el equipo.
La Liga de 1971 tuvo un valor especial para los valencianistas, muchos de los cuales todavía recordaban el esplendor de los años cuarenta con tres ligas y dos títulos coperos, pero que también habían visto pasar veinticuatro años desde el tercer y último título hasta entonces en el torneo de la regularidad, levantado en 1947.
El periodo hasta 1971 había estado cubierto exclusivamente con títulos coperos sumados casi con cuentagotas y los dos de Copa de Ferias de los primeros sesenta, por lo que la Liga de aquel año ha sido la gran referencia de éxito para varias generaciones de seguidores del Valencia.
Con Julio de Miguel como presidente y Vicente Peris, secretario general, primero, y gerente después, el club cambió de rumbo con la sorprendente contratación de Di Stéfano como entrenador, quien dio al equipo una excelente solidez defensiva, con un gran centro del campo y un ataque que hacía pocos goles, aunque todos ellos de gran valor.
Salieron del equipo dos de los buques insignia de la década de los sesenta: Waldo Machado da Silva y Vicente Guillot, al tiempo que Fernando Ansola y Manuel Polinario "Poli" pasaron a tener un papel complementario y el guardameta José Manuel Pesudo y el capitán Roberto Gil, no jugaron en Liga.
Se trataba, pues, de un nuevo Valencia con Pepe Claramunt, Juan Cruz Sol, Antonio Martínez "Antón" y Francisco García "Paquito" como principales referentes del proyecto anterior y con la aportación de varios jugadores que un año antes no habían tenido un gran protagonismo como el meta Ángel Abelardo o el central paraguayo Aníbal Pérez.
El capítulo de incorporaciones fue fundamental con las apariciones como la de Sergio Manzanera, Carlos Pellicer, Óscar Rubén Valdez o José Vicente Forment.
El camino del Valencia hacia el campeonato no empezó de la mejor manera. En la tercera jornada, el equipo ya sumaba dos de las cinco derrotas que iba a acumular a lo largo del torneo y no fue hasta la sexta cuando empezó, con una victoria en Gijón ante el Sporting, a dar muestras de solidez.
A ello unió poco después un triunfo crucial en el Camp Nou (0-2), que a la postre le daría el título logrado por la diferencia de goles tras empatar a puntos con el Barcelona al final del torneo, ya que el encuentro de la segunda vuelta en Mestalla finalizó con empate a uno.
La clave del título estuvo en la gran capacidad del equipo para mantener la portería a cero. Lo consiguió el Valencia en dieciséis partidos, más de la mitad de los de aquel campeonato de treinta jornada, de los que el meta Abelardo los jugó todos y en los que solo recibió diecinueve tantos, por lo que fue el portero menos goleado de Primera.
En la segunda vuelta, tras perder por 3-0 en el Vicente Calderón en el peor partido del campeonato, cinco victorias seguidas antes del partido final en Sarrià, se convirtieron en un esprint definitivo.
Al final, el título del 71 supuso para el club de Mestalla un enlace entre los dos momentos más brillantes de su historia: la década de los cuarenta del pasado siglo y los primeros años del actual, con los dos últimos éxitos ligueros de la entidad obtenidos en 2002 y 2004.