opinión / OPINIÓN

Caviar y mortadela

29/02/2020 - 

VALÈNCIA. Aunque el club filtró que había un acuerdo para su renovación y el propio futbolista anunció en redes sociales desde la Clinica en Gijón que la próxima temporada defendería la camiseta del Valencia, Ezequiel Garay sigue sin ver renovado su contrato. El Valencia ni siquiera ha observado, hasta el momento, el protocolo de honorabilidad que se suele respetar en los Clubes garantizando la continuidad a un jugador que ha sido víctima de una lesión de larga duración. Garay vuelve a recurrir a sus redes sociales el pasado jueves, fastidiado por la lesión y feliz por poder ayudar al equipo en la medida de sus posibilidades al firmar su baja con la que el Club puede tramitar el permiso para fichar y, de paso, recordando a quien corresponda que él ya ha cumplido. De momento la Pelota queda en el tejado del Valencia CF que, transcurrido casi un mes desde la grave lesión, no ha sido capaz de alcanzar un acuerdo de renovación.

Ferran Torres tampoco ha sido renovado  a falta de poco más de una año de que expire su contrato porque en Singapur andan enzarzados con los escalones salariales sin entender que esto es fútbol y que el talento está al margen de cualquier escalón: si puedes y quieres lo pagas y si no... no, pero pretender pagar caviar a precio de mortadela no suele funcionar y es posible que en Meriton crean que sí es posible porque , a menudo, su amigo el representante les ha hecho pagar mortadela a precio de caviar y no han entendido que eso es fácil hacerlo en un sentido pero no tanto en sentido inverso.

Hugo Guillamón tampoco lo está. El canterano estaba ya conversando con otros Clubes porque el Valencia había decidido no renovarlo por bajito pese a que ha sido internacional con todas las categorías que ha ido pasando por su edad. Ahora Celades lo necesita y por eso lo utilizó en San Sebastian sin estar renovado saltándose la premisa de Meriton que no quería que fuese alineado, de ahí que, previamente fuese Molina el convocado para jugar contra el Atalanta y... Guillamón sigue esperando la llamada. Y... además, 28 días después de la lesión de Garay, sigue sin llegar el esperado central con el equipo desangrándose literalmente por su precariedad defensiva. 

Da la sensación de que , una vez eliminado de la ecuación el molesto Mateu Alemany que llevaba el día a día del Club, y con Anil Murthy a los mandos... la cosa ya no funciona. Al Presidente, metido en mil batallitas contra la prensa y en sus patéticas campañitas de auto bombo, no le queda tiempo para lo importante o, directamente, no sabe por dónde meterle mano a la faena. Y, como ha ido ahuyentando el más leve brote de talento a su alrededor en beneficio de un decrépito ejército de ‘pelotillas’, al levantar la cabeza sólo encuentra quien le alabe su sabiduría y no a nadie que, de manera profesional y diligente, vaya dando salida a los importantes asuntos que se siguen acumulando en el viejo desván que cierran con siete llaves en su rimbombante ‘gabinete de presidencia’ con la creencia de que el problema que no veo es un problema que no existe. La ‘dolce vita’ que viven en esta maravillosa tierra depende, cada fin de semana, de que entre el balón y que la plantilla que ellos nunca hubieran sido capaces de construir, les saque las castañas del fuego y ahora que han aflorado todas las vergüenzas del último verano, en lugar de hacer una apuesta solvente para taparlas con un central de jerarquía, se han limitado a enviar al nuevo Director Deportivo a mendigar una cesión de algún futbolista que no juegue en su equipo. Y... eso sí, asomarse al vestuario a pedir que nadie ‘raje’ para tratar de preservar una buena imagen que solo tuvieron cuando la gente no les conocía. Pero ya hace tanto tiempo que se les ve el ‘plumero’ que sólo nos queda mirar al césped a la espera que, desde allí, lleguen las soluciones que ya nadie espera del palco.