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Clara Ché, la canterana del Ros Casares en Estados Unidos que sueña con jugar en su tierra 

La deportista valenciana del Proyecto FER lleva cuatro años jugando y estudiando en la Universidad de Providence, Rhode Island, donde está aprendiendo mucho aunque admite que se le ha pasado por la cabeza poder jugar en Valencia

8/02/2019 - 

VALÈNCIA. Decir baloncesto y pensar en Estados Unidos. La cuna del deporte de la canasta es el destino de emigración de miles de jugadores de todo el mundo. Y la valenciana Clara Ché es una de ellos. Cuatro años lleva la canterana del Ros Casares, donde estuvo cinco años hasta su desaparición, en la Universidad de Providence, Rhode Island, Estados Unidos. Una gran experiencia donde está creciendo como deportista que no le impide pensar en poder algún día jugar en su tierra, donde ha visto desde la distancia cómo el Valencia Basket alcanzaba la máxima categoría del baloncesto femenino.

La deportista del Proyecto FER pasó por varios equipos hasta recalar en el Ros Casares. En Rafel estuvo dos años, en Museros una temporada y en el 2007, con 10 años, fichó por el extinto club femenino. En el legendario club valenciano llegó a estar nada menos que cinco temporadas hasta que en 2012 vio cómo su sueño y el de todas las canteranas de llegar al equipo que dominaba Europa se desvanecían junto al Ros Casares. Con 15 años puso rumbo a un destino muy habitual de las promesas de baloncesto femenino: el conjunto catalán Segle XXI.

Esas dos últimas etapas de la jugadora internacional son las que guarda con especial cariño. La deportista confiesa que “me siento orgullosa de muchísimas cosas. Pero momentos que me han hecho especial ilusión dentro de la pista han sido el Campeonato de España Infantil de Vigo con el Ros Casares donde quedamos subcampeonas, que me llamaran y jugar para el Segle XXI y el Europeo U20 del 2017”. Clara se colgó la medalla de oro con la selección española.

Después de tres años, la jugadora decidió dar un cambio de rumbo en su vida. “Las generaciones anteriores a las mías ya empezaron a irse a Estados Unidos para jugar y estudiar, así que cuando yo empecé Bachillerato ya tenía en mente que por lo menos, esa idea era posible. Elegí irme porque me llamaba mucho la experiencia, tanto a nivel personal como a nivel baloncestístico. Al mismo tiempo, no tenía claro qué quería estudiar y venirme a Estados Unidos me daba la posibilidad de tener máximo dos años más para decidirlo”, cuenta la valenciana a Plazadeportiva.com. En estos momentos cursa el grado en Trabajo Social y Psicología.

Han pasado casi cuatro años desde que inició esta aventura. Hasta ahora, “a nivel baloncestístico, aunque no hemos tenido los resultados esperados, siempre ha habido una mejora constante. A nivel individual he mejorado mucho el tiro de tres y mi uno contra uno”. Pero más allá del aspecto deportivo, Clara siente que ha percibido “un crecimiento y desarrollo personal muy grande. He aprendido muchísimo sobre mí misma”.

El año pasado no fue especialmente bueno en cuanto a resultados para Clara pues fue “escaso a nivel de medallas” ya que 2017 fue su último año de formación con la selección española y solo pudo competir con su equipo de la Universidad. La deportista explica que “nos faltó por conseguir muchas cosas, pero tanto individualmente como equipo, y tanto fuera como dentro de la cancha, el 2018 me ha dado impulso y experiencia para afrontar el 2019 con otra perspectiva, ilusión, y madurez”.

Con esa mentalidad, la valenciana añade que en estos momentos “el principal reto es clasificarse para uno de los dos torneos de ‘post-season’ (postemporada)”, donde su equipo ha tenido “una buena primera ida, ahora toca ser consistentes y mejorar aquello que sea necesario”. Los propósitos para año nuevo siguen vigentes en el mes de febrero y salta a la vista la humanidad que desprende Clara con sus palabras: “En general espero salud, paz, felicidad, amor y una mejora medioambiental y social. Creo que estas cosas son bastante más importantes que el baloncesto.

El futuro en estos momentos es un campo inescrutable para la jugadora de baloncesto. Sueña con “llegar a lo más alto deportivamente” aunque exactamente no sabe dónde se encuentra ese punto, pero sobre todo quiere “disfrutar”. Y en ese camino, tal vez la vida le devuelva a la que fue su casa.

Clara admite haber pensado poder volver a España para jugar en Liga Dia y más aún tras el ascenso del Valencia Basket la pasada temporada, rellenando el hueco que dejó el Ros Casares. “Me hizo especial ilusión ver cómo el proyecto del Valencia Basket contaba con compañeras mías del Ros Casares. Valencia echaba de menos tener a un equipo de baloncesto femenino en la máxima categoría y estoy muy contenta de que el Valencia Basket haya vuelto a poner un equipo en lo más alto. En cuanto a mí, jugar en casa siempre ha significado algo especial”, confiesa la deportista.

Una base como Clara, que además está en plena ebullición a sus 21 años, no sería de extrañar que tuviera dentro de poco un hueco entre las mejores de España. La deportista se define como una jugadora de equipo: Aporto mucha pasión y energía al equipo. Además, considero que tengo capacidad de liderazgo e incidencia en mis compañeras, dentro y fuera de la pista. Siempre he intentado sacar lo mejor de ellas, y crear un ambiente donde todo el mundo se sienta incluida y cómoda de ser ellas mismas”. Cualidades básicas para cualquier director de juego que se precie.

Aunque de momento, la valenciana sigue en plena aventura americana gracias, en buena parte, al Proyecto FER: “Me ha dado estabilidad, comunidad e ilusión. Me siento muy agradecida de formar parte de este proyecto, y por mi parte, haré todo lo posible para seguir formando parte muchos años más”.

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