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opinión

Código Meriton

16/11/2019 - 

VALÈNCIA. Este fin de semana no hay Liga y, aunque los parones no le suelen venir bien a un equipo en racha victoriosa, no debe ser malo para el Valencia aunque solo sea para tratar de aliviar una enfermería que se está convirtiendo en la pesadilla del cuerpo técnico. La última noticia preocupante al respecto tiene que ver con Geofrey Kondogbia que cayó en el último partido en Mestalla ante el Granada, al que se le hizo un primer diagnóstico inmediato bastante esperanzador pero que, como ya ha sucedido con otros jugadores, deberá mantenerse alejado de la competición durante cuatro largas semanas por su dolencia muscular. 

Y es que, la prisa que tuvo el Presidente Murthy por borrar del imaginario valencianista todo aquello que tuviese que ver con Marcelino le llevó a desmantelar los servicios médicos de un día para otro y lo hizo con tal celeridad que, a la vista del resultado, no acertó con los sustitutos teniendo que rectificar cuando la enfermería ya está llena. Hace poco más de un mes que el Club anunció la reestructuración del cuerpo médico colocando a la cabeza al Doctor López Mateu y ya lo ha apartado del primer equipo porque los futbolistas no encuentran soluciones a sus lesiones.Y cuando uno no encuentra soluciones en su médico –sea futbolista o sea lo que sea- acaba perdiendo la confianza y buscando otras opiniones que lo conduzcan a la curación de sus males. Cuando algo así no le sucede a uno sólo sino que se acumulan los damnificados… la cosa termina en epidemia, que es lo que está sucediendo en el Valencia que acumula un número de lesionados alarmante fruto –por lo ellos mismos cuentan- de errores de diagnosis que acaban eternizando su recuperación. 

El Presidente ha reaccionado, empujado por el vestuario, por el cuerpo técnico y por el mismísimo Peter Lim que, alertado por Jorge Mendes ante la larguísima lesión de Guedes, le llamó al orden y ha tomado cartas en el asunto aparcando al Dr. López donde no estorbe demasiado porque despedirlo sería reconocer un error monumental y eso no cabe en el ‘Código Meriton’. Las prisas no suelen ser buenas consejeras y la urgencia por borrar a Marcelino del mapa ha podido más que el sentido común siendo, en este caso, el equipo el gran perjudicado. 

De todas maneras el presidente, a falta de saltar al ruedo, torear con el futuro y asomarse a renovaciones que no serán tan sencillas como la de Jaume Doménech, de momento ya se ha cubierto el riñón con un suculento aumento de salario que se aprobará en la Junta de Accionistas del mes de Diciembre en la que el Valencia, por cierto, presentará unos números más bien alarmantes en lo referente a la deuda que se eleva ya muy por encima de los 500 millones de euros. 

Queda así desmontado aquel argumento recurrente según el cual Lim acabaría con la deuda estructural que arrastraba la sociedad. Decía Aurelio Martínez cuando vendió el Valencia al magnate asiático que, transcurridos cinco años desde su llegada, el Valencia sólo soportaría una deuda de 28 millones. Nada más lejos de los vaticinios del insigne presidente del Puerto de Valencia. La deuda no sólo no se ha visto reducida sino que se ha incrementado de manera preocupante en casi doscientos millones más desde la llegada de Peter Lim. 

Es decir, que o bien D.Aurelio mintió deliberadamente a un público entregado a las cartulinas o... Lim le engañó como a un ‘pardillo’. Pero que nadie se preocupe que aquí están los hombres de Meriton -que no conviene confundir con la ‘Banda del Mirlitón’ aunque a menudo resulte fácil caer en el equívoco- para iluminarnos con sus revolucionarios métodos. Les sobra Mateu Alemany, que no encaja, y les sobra todo aquel que no esté dispuesto a agachar la cabeza ante tanto destarifo.

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