VALÈNCIA. Los colaboradores de Plazadeportiva.com muestran su visión sobre el Valencia CF - Alavés:
Ho estan passant mal. Els jugadors. Almenys alguns. Per la vehemència en la celebració de Gayà. I en aquella de Gameiro, amb gest de malíccia i reafirmació de Guedes que la tele va invalidar. Podria fer-se la lectura d'una plantilla que pateix per no aconseguir les coses, qui sap si per tindre un entrenador que es pega tirs als peus constantment. Afortunadament, Guedes ha reviscolat en el moment just per a poder agafar-se a ell en l'àmbit esportiu i, en un futur, en l'econòmic. Afortunadament, per baix les coses estan molt pitjor que en el Valencia CF. Però encara no està fet. Si s'entra al fang, alerta, no està fet l'equip per a la terra enfangada.
El Valencia CF de Javier Gracia no le gana a nadie: eso es una verdad inapelable. No sé de quién es la culpa, pero al final será del cha-cha-cha... En fin, resignación estoica, porque otra cosa no podemos hacer. Si siempre te marcan es difícil ganar. A mí lo de las alineaciones tampoco me encaja porque con los que una y otra vez pones no ganas nunca...pero sigues con ellos y con el fantástico plan de juego, que consiste en ser previsibles en ataque e inseguros en defensa. Una joya de temporada, para enmarcar.
Tras una primera parte ‘decente’ aún sin tirar entre los tres palos, el equipo se fue haciendo pequeño en el campo y permitiendo que un humilde Alavés creciera en el partido hasta adelantarse en el marcador y desatar el terror al descenso. Otro partido más en el que comprobamos que se trata de un equipo fallido, con un entrenador fallido que son el fiel reflejo de una dirigencia catastrófica. El València CF, afortunadamente, no descenderá pero este bochorno lo recordaremos durante mucho tiempo.
Está sucediendo justo lo que les sucede a los equipos burgueses cuando bajan al barro. Se desencadena una sucesión de hipótesis y engaños. ‘A nosotros no nos pasará’, ‘hay muchos rivales peores’. Pero entonces los rivales que son peores empiezan a tener el carácter empinado mientras tú, desacostumbrado, sigues vagando. Los rivales, que son mucho peores, comienzan a sumar puntos con cierta fluidez, mientras tú no ganas y sigues sin ganar. En esas, ni el entrenador (desbordado) ni por supuesto ninguno de sus superiores parece tener capacidad para frenar la agonía. Si el Valencia se agarra a la Liga, lo hará a regañadientes, como ese gol de Gayà a punto de desplomarse.
Ver un partido del Valencia es un ejercicio de masoquismo, una sesión de dolor que solo produce pequeños rasgos de placer. En 32 jornadas, sigo sin saber realmente a qué juega este equipo, que presiona sin sentido y ataca sin orden. Contra el Alavés, el Valencia hizo el mismo partido de siempre: algo de dominio de balón, poca llegada al área y despistes defensivos que cuestan puntos. Da la impresión de que el Valencia acabará ganando esta carrera de caracoles que es la lucha por el descenso esta temporada, pero la huella que va a dejar en el valencianismo este Valencia agónico y triste puede ser irreparable.
Una lacra más. Un Valencia apático y aburrido empsra de milagro ante el Deportivo Alavés en los últimos instantes. Gracia ya ha colmado mi paciencia. Juega siempre con los mismos, apenas hace cambios y el equipo no funciona bajo ningún concepto. El Valencia no va a bajar, pero poco le falta para merecérselo.
Un empat contra l’Alabès quan a falta de 7 minut vas per baix en el marcador pot semblar un bon resultat quan acabes rescatant un punt.
El problema són els anteriors 83 minuts, on no has pogut vèncer a un rival que lluita pel descens i de pas sumar tres punts que quasi certificaven la permanència.
La permanència, no baixar, no acabar en 2a. A este nivell de decadència esportiva, econòmica i social ens han portat els irresponsables que han perpetrat una de les majors indecències que es poden fer a un club de futbol.
Pel bé de tots que acabe prompte esta temporada i que esta gentola deixe d’una vegada al València. #LimGoHome
El Valencia le vio las orejas al lobo. Durante 4 minutos, la pesadilla del descenso fue más real que nunca. Todo aquello que jornadas atrás parecía una quimera se tornó en desesperación absoluta tras el gol de Guidetti. El sueco no veía portería desde 2019, un dato que nos permite hacernos una idea del momento por el que atraviesa el conjunto blanquinegro. Pero como si estuviera escrito -no podía ser otro- apareció Gayá para salvar los muebles y, de momento, no empezar a temblar. Como dijo el capitán: "por lo menos no hemos perdido". Suena duro pero, por desgracia hoy, es la realidad.