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Cómo debe ser el próximo entrenador del Valencia

15/04/2021 - 

VALÈNCIA. El Valencia está a punto de llegar a ese escenario cumbre de elegir a sus entrenadores por el color de sus finiquitos. Quizá el motivo más racional, según la lógica de la institución, obsesionada con que llueva lo menos posible; puesta en espera permanente. Deseando tanto que le cueste bien poco desprenderse de Javi Gracia, que igual se lo acaba quedando. Por mucho que los discursos contemplativos intenten dibujar la relación entre las dos partes como una convivencia soportable, Gracia dijo todo lo que debía de decir de los propietarios. Dijo todavía más cuando se cansó de airear las promesas incumplidas y decidió ventilarse para dentro.

Los aficionados medios quizá nos contenemos demasiado respecto a Gracia por un punto de decoro que nos resulta incómodo: cargar demasiado las culpas en el técnico podría resultar atenuante para los propietarios. Despotriqué de él hace unas noches en lo del Zorro y el Calvo, y me fui a dormir entre padrenuestros.

Terminamos entendiendo que ‘esto es lo que hay’. Imaginamos qué podría haber sucedido sin un hombre templado como él. Dónde estaríamos con un entrenador bonzo dispuesto a llevárselo todo por delante por haber salvado su reputación. Seguramente, peor.

Pero analizar a Gracia desde la condescendencia, excusarle por todos los obstáculos con los que se encontró, quizá sea el peor favor que le podamos hacer. Porque en lugar de a un entrenador, estaremos acudiendo a un comodín. A un vigilante que mantenga el orden para que no se despeñe el rebaño.

Siento contradecir al tópico, pero Gracia no lo tenía difícil. Partía de las cenizas y ‘solo’ se le pidió que encendiera un fuego alrededor del cual agruparse. No saber qué ha querido contarnos, no saber qué Valencia imagina Gracia, no saber cuál es su apuesta. La principal ocasión perdida.

Gracia no entendió que no le bastaba con ser un técnico. Más que eso, más que un trabajador metódico, se necesitaba de él una voz creíble y sostenida a la que escuchar en mitad del silencio. Pero ha ahogado su propia voz en la irrelevancia por no tener un mensaje comprensible.

Si dibujamos cómo debe ser el próximo entrenador del Valencia, quizá lo que menos tengamos en cuenta sean los principios tácticos. Es tal la orfandad, que el nuevo ciclo pide piel curtida y dosis de orgullo. Tipos que nos hagan creer en lo que es imposible ver. Bajar los brazos (tirar los brazos en lenguaje de Parejo) y dar por bueno lo que Gracia ofrece, quizá sea la peor decisión porque significa claudicar e ir a ninguna parte. Luego llegaría lo peor: la incertidumbre de decidir al entrenador en la ruleta rusa

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