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Cómo será el obituario del Valencia

19/11/2020 - 

VALÈNCIA. Esta semana la radio francesa RFI publicó por error un puñado de obituarios. Se les escapó de su sistema como cuando una tubería sufre un escape. Comenzaron a salir muertos, uno detrás de otro. Grandes glosas a personajes célebres que siempre saludaban. Solo que… ninguno de ellos estaba muerto. Un error monumental. O más bien un spoiler. Porque solo es cuestión de esperar para que todos esos obituarios adquieran pleno sentido.

El Valencia va a desaparecer. Se va a morir ¿Cuándo? Ah, espera y ya llegará. Es el nuevo indicador al alza que los oráculo pronostican. Si no teníamos suficiente con la excitación respecto del posible descenso, ahora, y tras el enjuague del último parte presupuestario, vamos más allá: el club la va a palmar. Cualquier día sale Anil Murthy eligiendo ataúd. Metiéndose dentro de la caja de pino mientras se carcajea, como esos seres vampirescos que regatean a la muerte descarándose ante ella. 

Propongo un obituario colectivo. Comenzar a hablar en pasado del Valencia. ¿Te acuerdas de todo lo que el Valencia nos daba?, ¿te acuerdas de esos fines de semana esperando a que Guedes volviera a salirse?, ¿te acuerdas de cuando el Valencia vendía a sus mejores futbolistas a precio de saldo? ¿Te acuerdos de que el antiguo club de Ferran Torres, el Valencia que en glòria estiga? ¿Te acuerdas cuando el politburó de Singapur se papaba los tramussos en frente de la que fue la sede del Valencia? Esa sensación se acrecienta con la distancia respecto a Mestalla y la lejanía del campo. El Valencia cadavérico. Se non è vero, è ben trovato. Hay algunas voces oníricas que sugieren que las pompas fúnebres ya tuvieron lugar el pasado 19 de marzo de 2019. Que lo que parecía una celebración en realidad era la despedida. 

Pero siento dar una mala noticia: el Valencia todavía no se ha muerto. Conociéndole, puede que prolongue su estancia en este mundo unos 70 años más con un vigor que ahora no sospechamos. 

Siento dar una noticia todavía peor: para que el Valencia perviva, igual se necesita que quienes hoy contemplan el problema de perfil -no vaya a ser que les perjudique reputacionalmente-, den un paso al frente. Que no esperen a que la soga de la ATE haga su trabajo mecánico una vez ya sea demasiado tarde. Bancos, instituciones y lobistas: la alerta roja ya llegó / y la fiesta comenzó. Nos hemos pasado toda la vida pidiendo que no se inmiscuyeran, que sacaran sus manitas de aquí. Pero qué demonios: como nunca hicieron caso y siempre terminaron embarrando, ahora es su momento. Ni a Lim ni a Tebas, ocupados en ganar tiempo, les preocupa cómo de peor se ponga el Valencia. 

No caigamos en la tendenciosa tentación de la profecía autocumplida. Si el Valencia está muerto significa que damos por descontada su degradación final, con lo cual poca lucha queda. El escenario ideal para la sección directiva del Bar La Deportiva. 

Mejor procurar que el obituario vuelva al archivo. 

Porque la pertenencia es sistemática, pero la posesión es efímera.  

Lo que le pasa al Valencia es que sabe hacerse el muerto como nadie. 

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