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Comprobar y asumir

15/11/2022 - 

VALÈNCIA. El octavo año triunfal meritoniano se salda a nivel económico con casi 46 millones más de pérdidas (récord para el amado líder desde su aterrizaje en el club), un acumulado (entre corto y largo plazo) de 546 millones de euros, el clavo ardiendo de CVC (que habrá que devolver en su día a LaLiga con creces) para eludir la causa de disolución, un pago aplazado de las nóminas de los futbolistas resuelto nuevamente con pagarés, y con una partida ya prevista que te vuelve a obligar a vender futbolistas el próximo verano ante las pérdidas previstas en un presupuesto que cada año mengua.

Una de las frases que mi padre me grabó a fuego es que "los números no se discuten, se comprueban", y es evidente que la ruina de los números de la economía del club con Meriton a la cabeza no admiten un segundo de debate en cuanto a su negatividad y el negro futuro que le espera al club en manos de Peter Lim. El singapurense ya ha demostrado que su único objetivo con el Valencia es exprimirlo hasta la saciedad para beneficiarse de ello. Y con la operación acordeón, el asiático será cada vez más dueño a la hora de llevar al club al barranco que desee.

Entiendo que este tema de los números es pesado y farragoso para el aficionado de a pie. Lo es también para muchos de los informadores, pero a diferencia de los fans, nuestra obligación es la de contar las cosas aún a costa de ser impopulares o recibir el clásico acoso en redes. Esa falacia tejida desde los satélites institucionales y alimentada por el aparato oficial de "yo es que sólo quiero dedicarme a lo que pasa en el campo, a lo futbolístico" se desmonta tan fácil como recordar que con una gestión cabal no tendrías que haber vendido muchos jugadores que hoy te permitirían estar mucho mejor deportivamente. Y una cosa es tan consecuencia de la otra, que al paso que crece el socavón, un día igual ya no hay aspecto deportivo del que preocuparse.

Es lo que tienen los fríos números. Que son obstinados y no se ablandan porque no les concedan dos entrevistas o porque luego "Los Javis" le puedan contar al entrenador que los parámetros económicos disfrutan con las derrotas del equipo. 

Los números son el reflejo de una verdad incuestionable, los nuevos tiempos que prometió Meriton este verano son una pamema para crédulos porque nadie más con un mínimo de sentido común se traga ya semejante sapo. Y porque en Valencia ya asumimos que por el mero hecho de haber eliminado de un plumazo a Anil Murthy, el presidente incendiario que el propio Lim colocó (en una fantástica operación de marketing encaminada a colocar a un inútil, soberbio y maleducado al frente para hacer de cada día una vergüenza y que con su desaparición parezca que todo cambia cuando en realidad sólo han modificado las formas en lo accesorio), ahora todo es mejor cuando el día a día marca que la entidad no ha mejorado en nada.

Comprobar los números de la entidad se da de bruces con asumir. Con asumir que haya que estar feliz con ser el décimo clasificado en la liga (y como me conozco de sobra la demagogia resultante, nada achacable a entrenador ni jugadores). Con asumir que en los últimos años te pasaran por la derecha como bólidos Betis, Real Sociedad y Villarreal, porque allí se ve que no hubo COVID, que las cuentas de la entidad estén cada vez peor, que haya que tener más de 5.000 de acciones para acudir a la junta. Asimilar con naturalidad que el presidente del Barça (coleguita de Peter y de Yorye) actúe como un señor feudal y se apropie ante la sumisión institucional generalizada del palco club en el homenaje a Villa. Que cada año tengas menos jugadores en propiedad y más cedidos, que no haya una estructura futbolística profesional independiente para mejorar el equipo. Asumir que el Nou Mestalla que iba a estar acabado para el centenario esté absolutamente igual que cuando estos señores llegaron, y asumir comulgar con ruedas de molino.

Yo no me trago los nuevos tiempos. Me engañaron una vez y no me voy a dejar engañar una segunda. Quien quiera hacerlo, es libre de ello (y también será cómplice de lo que le pueda ocurrir en un futuro al club). Pero en mi caso y con esta gente, creo que ni una política de hechos consumados contraria a la actual les devolverá la credibilidad que ellos mismos dilapidan cada día. Si alguien tiene la obligación de asumir son ellos. 

Que asuman la magnitud de la entidad que adquirieron y respeten a su gente. Mientras tanto sigan con su mundo paralelo de alegría y felicidad. Seremos los malos por contar lo que hay; ese estigma ya hace tiempo que lo tenemos más que asumido para poder acostarnos cada noche con una conciencia que nos permita dormir tranquilamente.

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