VALÈNCIA. La semana está siendo caprichosa. Caprichosa y canalla. Todo el valencianismo solo vive de recuerdos imborrables, pero el mundo del fútbol sigue empeñado en vivir el presente y ese presente es un canalla con el Valencia y con todos los seguidores del Valencia. El cariño por este club sigue vigente, pero las heridas que la actual gestión está atizando al valencianismo de verdad resultan del todo intolerables, pero tristemente reales. El mundo del fútbol sigue su camino hacia el infinito, hacia la pasión y la alegría compartida, y tristemente el Valencia se queda fuera y con la triste intuición de que su futuro huele hoy en día tan mal como su actual presente.
El de Singapur
Y es triste pensar que nuestro Valencia hoy en día esté en manos de un tipo de Singapur, especialista en hacer dinero, pero con la terrible realidad de que ese empeño en hacer dinero no pasa por crear un Valencia medianamente competitivo. Con Peter Lim ha llegado de su mano el desafecto y la desilusión y ahora da la impresión de que solo vivimos el mundo del fútbol un poco de rebote, o un mucho de rebote, y tristemente vemos como camina la Liga española, vemos a los equipos españoles en la Champions y vemos como el Valencia se sigue diluyendo a velocidad de vértigo en una realidad tan triste como impepinable. Este Valencia de Peter Lim da pavor pensando en el presente e invita a pensar en lo peor pensando en el futuro. La desilusión es inmensa y debemos pensar que el fútbol, la magia del fútbol, vive a caballo entre la ilusión y la alegría. Y eso, ambas cosas, nos han sido robadas a todos los que sí sentimos los colores de este triste y actual Valencia.
La realidad de los otros
El Madrid nos puede caer mal. Al Villarreal le podemos caer mal. Pero ambos equipos nos han invitado a viajar al pasado y a recordar que este Valencia, ese Valencia mejor dicho, llegó a dos finales de Champions y también llegó a codearse con los mejores equipos de Europa. Pero eso fue en un pasado que se intuye muy lejano y esa ilusión que te invitó a estar y ser orgulloso por pertenecer al Valencia nos ha sido arrancada de las manos de la forma más grosera del mundo. Unos valencianos le regalaron el club a Peter Lim y esos valencianos son hoy en día los responsables, junto al propio Peter Lim, de la desidia que se ha apoderado de forma grosera del club de nuestros amores.
La invitación de la imaginación
Y no, no lo puedo evitar. Piensas en la grandeza que a lo largo de la historia siempre ha caracterizado a este equipo luchador y orgulloso, y hoy en día la imaginación más positiva que puede invitarte a pensar en el Valencia actual no deja de ser una imaginación tristísima y repleta casi en exclusividad de recuerdos inolvidables.
Los jugadores actuales
Y ahora piensas en los jugadores actuales de este Valencia y piensas en ellos como si fueras familia real de los mismos. Y en ese caso, enganchados a la realidad y a la tristeza, y sabiendo que el fútbol es para los jugadores como una invitación a ganar mucho dinero en unos poquitos años, si realmente fueras familia les tendrías que decir que el futuro positivo, el futuro de verdad, se encuentra lejos de las manos de Peter Lim. Y eso es tan real como tristísimo. Solo vivimos de recuerdos hermosísimos y de sentir en el corazón la magia de este escudo, y el presente se vuelve tan amargo como indescriptible.
Mi verdad
Les voy a ser sincero. Este Valencia huele mal y duele por los cuatro costados. Pero mi realidad me invita a compartir con ustedes una verdad absoluta. Pese al enormemente triste presente actual, yo les debo reconocer que pase lo que pase el Valencia siempre estará en mi corazón. A todas las personas que un día un rat penat nos picó el corazón ya nunca podremos dejar de ser permanentemente de este Valencia. Y sí, y soy tan del Valencia como nada de Peter Lim ni de la gente que le vendió a Peter Lim. El futuro no tiene buena pinta... pero pese a toda yo siempre llevaré al Valencia en mi corazón.