BILBAO. Muy poco ofreció el Valencia CF en San Mamés para llevarse los tres puntos de Bilbao. Sólo un rato en la primera parte y otro rato en la segunda parte fue muy poco bagaje para ganar a un equipo que venía con muchas dudas en Liga pero que supo jugar sus bazas en el partido.
La imagen fue muy pobre y la sensación de impotencia con la que acabó el partido el equipo fue el claro indicativo de que ahora mismo no hay un rumbo definido y que Nuno no está consiguiendo hacer entender su mensaje a los futbolistas. Porque todo lo que funcionó el año pasado este año no carbura. La derrota en Bilbao mete al Valencia CF en una situación muy complicada en Liga con un inicio pobre que empieza a alejarle mucho de los puestos delanteros.
Siete partidos de Liga, nueve puntos, seis goles en contra y sólo cuatro a favor. Ese es un gran problema, puede que el más grande, pero no es el único. Así salió el conjunto de Mestalla de la ciudad vasca.
Los de Nuno salieron en San Mamés a esperar a su rival. Le dieron la pelota al Athletic e intentaron buscar la contra. Los de Valverde llegaban con muchas dudas y con un arranque bastante peor que el del Valencia CF y necesitaban ganar. Por eso empujaron al principio pero sin llegar a acosar a Jaume, que en Bilbao no pudo hacer nada para evitar la derrota.
El plan empezó a cumplirse cuando después de una buena salida la defensa rojiblanca derribó a Bakkali en la frontal y provocó una falta que Parejo botó magistralmente a la red. Ese fue el momento de los blanquinegros. Ahí dominaron al Athletic. Le tuvieron agarrotado pero el dominio fue estéril y sin peligro cuando era el momento de rematar el partido.
Cuando peor estaban los leones, llegó un error de marcaje en un córner y el empate de Laporte. Los de Mestalla concedieron demasiadas facilidades para igualar el partido en un campo complicado. Y lo pagaron.
Lo pagaron pese a que el inicio de la segunda parte fue bueno y Negredo pudo cambiar el signo del partido. Pero Negredo no es Negredo. Es otro futbolista. No se parece en nada al que se fichó y empieza a ser muy preocupante. Marró un gol que un delantero nunca puede perdonar. Sólo contra el portero y con la pelota perfilada a su pierna buena se asustó y quiso regatear. Ahí falló. El control fue malo y el remate con la derecha peor. En ese remate se acabó el Valencia CF. Como si le hubieran fundido los plomos. Se apagó.
Desde el gol hasta el final muy poco. Sólo la intención de los hombres de refresco, Alcácer, Rodrigo y De Paul pero con muy poca eficacia y mucha impotencia. Esa es la palabra que define al actual Valencia CF, la impotencia. El vestuario quiere. Los jugadores lo intentan pero ahora mismo el bloqueo es grande.
Esperan quince días largos hasta el partido ante el Málaga en Mestalla. Los resultados deben llegar sí o sí porque el tren de cabeza empieza a escaparse.