VALÈNCIA. El golpe de la Dana a su paso arrasador por la provincia ha dejado solos a Valencia y Levante en su camino deportivo. Mientras que lo que de verdad importa deja en un segundo plano cualquier objetivo de ambos clubes, más allá del de recoger enseres para ser trasladados a las zonas afectadas -algo que ambas entidades han hecho desde que explotara el desastre, incluso en Orriols han habido de 'parar rotativas' por falta de espacio-, La Liga no ha frenado. No lo hizo en una jornada que se debió suspender entre el 1 y el 4 de noviembre. Sin embargo, solo pararon los equipos de la Comunitat Valenciana. El resto, continuó adelante, porque, según el presidente de La Liga, Javier Tebas, "el mejor mensaje" era no hacerlo.
Ninguno de los dos conjuntos jugó ni en Copa ni en la competición doméstica mientras el resto sí lo hizo y, más allá de 'ganar tiempo' -valga el sentido figurado de una expresión que, hoy, no retrata ninguna realidad- para preparar sus respectivos envites, acabaron por perder fuelle respecto a sus competidores. Se solicitó el aplazamiento de una nueva fecha de Liga que, en este caso, ya si, corresponde al deseo de Valencia y Levante de no disputar sus choques -con el beneplácito de Espanyol y Tenerife, que sí jugaron la pasada jornada, para reubicar la fecha-. Y el próximo lunes ya serán dos las semanas que, tanto los hombres de Rubén Baraja como los de Julián Calero, habrán dedicado únicamente a dos cosas: el descanso de las inclemencias del calendario... y la colaboración por los afectados por la Dana.
Así que los rivales por escapar del descenso y por alcanzar el ascenso, en el caso granota, avanzan mientras, para los de Mestalla, el peligro de verse todavía más hundido en la tabla hace cundir el pánico... para algunos. Para otros, la parálisis competitiva puede revertir sus efectos. Con dos encuentros menos en el casillero, el Valencia podría verse alejado de la salvación en cinco puntos. Y en el horizonte, dos citas por recuperar: el polémico ante el Real Madrid y la visita a Cornellà. De hecho, el Espanyol, que también parará este fin de semana precisamente porque debía recibir a los blanquinegros, no podrá avanzar en la tabla. Lo único positivo.
Porque, más tarde, el calendario se apretará para un Valencia que, para más inri, no anda sobrado de efectivos. La 'relajada' temporada sin partidos europeos intersemanales se puede convertir en feroz antes del parón navideño con tres citas -el de Copa ante el Parla, ya agendado para el día 26- por disputar.
Por su parte, el Levante sufre por arriba. Lo único positivo del detenimiento particular de La Liga, la recuperación de efectivos. En una tesitura en la que Calero había de encajar bolillos para recomponer una defensa falta de efectivos, volverá Pampín ante el Elche. Será la fecha de la reaparición del club blaugrana: el día 16. Antes, más de una semana para que el lateral gallego regrese al nivel físico de sus compañeros y para que Algobia, haga lo propio. Mientras, se mantienen las dudas de Iborra y Brugui, que pese a sus lesiones han estado colaborando para la recogida de víveres en el Ciutat.
El Levante se verá en la desventaja de tener dos duelos menos en su haber con seis posibles puntos para escalar en la batalla por el ascenso. Y, sobre todo, tendrá la hándicap de haber cortado por lo sano el ritmo de competición mientras los demás han continuado. Consecuencias del lógico frenazo de la competición, que debió ser completo y no parcial, hace una semana.