VALÈNCIA. El Valencia de Bordalás es una verbena. La temporada va recorriendo su camino y lejos queda el prometedor inicio de temporada. Son siete jornadas sin ganar y con una imagen que va empeorando cada partido. El gran propósito del técnico era mejorar los números defensivos de las dos últimas temporadas y no está consiguiendo el objetivo. El Valencia ha encajado 9 goles en los últimos tres partidos con errores groseros que empiezan a ser una costumbre preocupante esta campaña.
El Valencia está en crisis y de las gordas. Esa es la realidad. Caída libre. Los de Bordalás han bajado sus prestaciones en todas las facetas del juego. Ha perdido frescura y la poca capacidad para reaccionar viene acompañada de un calendario que no va a dar un respiro a un proyecto que está cerca de derrumbarse antes de la primera vuelta. La alerta roja no se puede esconder en club de Mestalla.
La plantilla era limitada, como ahora y en el futuro. Pero los resultados, sensaciones y prestaciones son diferentes. Bordalás también tiene una cuota de culpa de esta situación. La gestión de Meriton es el origen y la consecuencia. Pero dentro del tablero el entrenador tiene que ser la cabeza visible. Y este Valencia se parece poco al de las cuatro primeras jornadas y no se puede escudar en las bajas que tiene la plantilla.
Si fuera así, el Valencia tenía que haber arrasado en Cádiz cuando Álvaro Cervera dejó a siete titulares fuera de la convocatoria y no consiguió sumar los tres puntos. Tampoco fue capaz de batir a un Mallorca y sudó tinta china para sumar un punto. El Valencia tiene un problema gordo y es que encaja en casi todos los partidos.
En cuanto a la actuación del Valencia en Benito Villamarín, el resultado es un claro reflejo de la crisis que atraviesa el equipo. Tuvo la oportunidad de ponerse por delante en el marcador, no lo hizo y un fallo evitable dio alas al Betis para hacer el 1-0 desde los once metros. Los verdiblancos estuvieron cómodos con el gol y pasaron por encima del Valencia. Cillessen evitó la vergüenza con dos grandes intervenciones. Pero el destino estaba escrito. Borja Iglesias hizo el 2-0 y el Valencia quiso creer que se reenganchaba al partido con un gol de Paulista.
Fue un mero espejismo. El Valencia seguía pasivo y descoordinado en las acciones defensiva. Pezzella lo aprovechó para finiquitar el triunfo. El defensa remató completamente solo para hacer el 3-1 ante un Yunus que marcó con la mirada, sin moverse. Los de Bordalás estaban KO y el deseo del entrenador era no arrodillarse. Pero el Betis lo consiguió con un balón largo frontal al centro de la defensa. Una jugada para contrarrestar desde benjamines. Diakhaby midió mal, Gayá rompió el fuera de juego y Juanmi puso el 4-1 definitivo atónito ante las facilidades del Valencia. Una verbena.