VALÈNCIA. Era complicado ganar en Gran Canaria, allá donde solo tres han tirunfado pero en casa de un rival, como el propio Levante, en plena caída sin frenos. Sin embargo, la tesitura actual del equipo de Javi Calleja no permite especular ni dar por buenos empates. Ni tampoco errar como erró el equipo en el Insular. Cantero -esta vez le tocó al canterano, como a otros futbolistas en citas pasadas- personificó la imagen continua de un jugador granota lamentando ocasiones. Fueron dos claras. Cristalinas. Complicadas de embellecer. Y ya no volvieron. De los dos errores que pudieron vacunar el partido en diez minutos, a un tiempo demasiado largo de desierto. Solo Iborra, con un cabezazo alto, y Rober Ibáñez, al final, aliñaron la ensalada de situaciones de gol que volvieron a terminar en el limbo.
"Es lo que nos ha mermado toda la temporada", comentó en sala de prensa un Calleja contrariado por esa faceta, pero contento con lo acontecido en el césped. Y es que, aunque los suyos no fueron en absoluto superiores, a los puntos sí ganaron. Si el Estadio de Gran Canaria se hubiese convertido en un ring y las crónicas hablasen de boxeo, seguramente el del calzón blaugrana hubiese levantado el cinturón. Pero era fútbol, y en el fútbol los fallos se pagan. Tanto que, en realidad, Las Palmas gozó de más minutos de control, incluso de mayor sensación de peligro... pero los de García Pimienta apenas ensuciaron los guantes de un todavía nervioso Femenías.
Que el Levante falla no es una novedad. Y que con ese currículum de cara a puerta el puesto del ascenso se enrevesa más si cabe, una verdad palmaria. Aún así, y aunque el equipo desechara cartuchos por un tubo, todavía quedan balas en la recámara. La del Alavés seguramente sea definitiva. Hoy mismo las plazas de ascenso directo se pueden ir a cinco puntos a falta de quince por disputar. Se podría decir que es todo un abismo de no ser por que la Segunda División se ha vuelto este curso esquizofrénica. Si el Granada gana en Santander se irá a cinco; el Alavés, a tres si triunfa ante el Leganés; y, por detrás, aprietan Albacete y Cartagena, que saldaron sus encuentros del sábado con victoria. Esán a cuatro y seis, respectivamente.
Más allá del insuficiente punto y la sensación constante de errar más de lo que el balompié le permite a un club de Primera, el equipo de Calleja perdió también la oportunidad de ganar el average particular a Las Palmas. Con el empate a 1 en Orriols, y el 0-0 en la isla, el Levante ha de mirar ahora a la diferencia de goles general para salir victorioso en un hipotético empate final a puntos con los amarillos -un escenario tan posible como importante de solventar, tanto por la obvia pelea en el segundo cajón como para dilucidar posiciones en el playoff-. Las Palmas tiene +16; el Levante, +13. Para quedar por delante a final de temporada sería necesario revertirlo.
Ocurrirá lo mismo ante el Alavés, aunque ante el cuadro vasco hay una primera victoria a domicilio ya en el zurrón. Ante el Eibar (con +10 y también con average particular empatado) está de momento ganado, igual que definitivamente contra el Granada tras el empate en Los Cármenes y la victoria en el Ciutat. Los goles también cuentan para esto y el Levante ha de atinar cuanto antes.