Ninguno sale de pobre

VALÈNCIA. Ninguno sale de pobre. Valencia y Levante firmaron las tablas con un resultado que no vale a ninguno en sus respectivos objetivos. Los de Bordalás siguen muy lejos de la séptima plaza y la distancia granota de dos partidos con la permanencia se antoja una presa complicada a falta de cuatro partidos para echar el cierre a LaLiga. 

Tenía el Valencia la ocasión de afrontar un derbi en Mestalla como el escenario idóneo para lamer sus heridas tras la final de la Copa del Rey. Los valencianistas querían brindar una victoria a su afición y aferrarse a las pocas opciones de alcanzar la séptima plaza por el 'pinchazo' del Villarreal CF. 

Sin embargo, la temporada liguera del Valencia continúa en la misma línea plana y decepcionante que le ha llevado a no tener objetivos ambiciosos a falta de un mes para que acabe la competición de la regularidad. De hecho, al Valencia le restan cuatro partidos intrascendentes antes dar 'carpetazo' a una temporada en la que se tendrán que tomar decisiones difíciles a nivel financiero. 

En cuanto al partido, el Valencia quedó tocado con la expulsión de José Luis Gayà a la media hora y la resistencia duró alrededor de cincuenta minutos. El punto no sirve al Valencia para nada, pero los partidos sí que siguen dejando pinceladas que afectan al futuro del club. Hugo Duro sigue dando argumentos para que el Valencia ejecute su opción de compra de cuatro millones de euros, Mamardashvili aumenta su cotización cada encuentro que juega y la proyección de canteranos como Jesús Vázquez está convenciendo a Mestalla. Por lo demás, poco que llevarse a la boca en el Valencia.

Mientras tanto, lo que se llevó el Levante fue un punto insuficiente en sus aspiraciones de permanencia. Alessio comentó en la previa que un empate se puede hacer bueno ganando, más tarde, en la cita de un Bernabéu que ya ha visto a su equipo salir campeón. Tal hito podría facilitar la victoria granota en casa madridista, pero la realidad es que los resultados de los rivales directos por la salvación devuelven a los granota a la última casilla de la tabla y complican el pensamiento de que el punto de Mestalla pueda servir de algo. Para ello los de Orriols tendrían que ganar los cuatro encuentros que le restan y esa es una tarea harto complicada. El punto del Cádiz en Sevilla coloca la permanencia, ahora mismo, a siete puntos de distancia. Faltan doce por jugar. Está en japonés antiguo. 

Lo que de ninguna de las maneras se le puede quitar al técnico italiano es la mejoría del equipo mientras ha estado en sus manos. Lo de "pelear por el escudo" era esto. Aquel discurso que se enarboló desde parte de la hinchada cuando el club estaba todavía más hundido que hoy en la tabla ha encontrado el sentido en una brega constante, aunque con un acierto quizá poco digno de mantener la categoría en Primera. Porque el Levante tuvo ocasiones para matar al Valencia, pero con uno más sobre el campo durante más de una hora de juego no fue capaz de batir a Mamardashvili. Y eso pesa. El fútbol es gol y es algo que también reconoció Alessio. La versión granota es buena y quizá sería suficiente para guardar la categoría si fueran cuarenta y no doce los puntos que restan en disputa. 

El Levante, con todo, estuvo superado también por su vecino cuando este "hizo su juego", comentó el entrenador. El partido se calentó por una mezcla de intensidad sobre la hierba y explosiones de rivalidad durante la previa tras la publicidad del polémico cartel que algutinó opiniones dispersas. 'Las finales se ganan", rezaba el claim, y a la postre los levantinistas tampoco no ganaron la suya. El ambiente enrarecido de Mestalla se unó en contra del Levante y la roja -clara- a Gayà ayudó a encender un poco más la hoguera. Más tarde, debió ser expulsado Son por simular un penalti. Hubiese supuesto la segunda amarilla y el andaluz supo en seguida que debía marcharse de la vista de Figueroa Vázquez para no dejar a su elenco con diez. Alessio tuvo que mover ficha e introducir a Saracchi -se hablará mucho del uruguayo- en busca de la victoria con uno más en el césped. 

Con esas, Dani Gómez pecó de egoísta -estuvo fallón el madrileño-, Morales encontró su magia pero no fue capaz de terminar de explotarla y Bardhi conectó una medular que en la primera parte, salvo la herramienta multiusos de Pepelu, no se había enterado del argumento de la película. Tuvo que aparecer Duarte, que no estaba firmando la mejor de sus actuaciones, para rematar a la salida de un córner y hacer un tipo de gol muy poco visto esta temporada en Orriols. El balón parado, en el que el equipo ha mejorado notablemente, no se le ha dado bien al Levante en líneas generales -tampoco en su faceta ofensiva-. Sea como sea, y con una buena versión de nuevo mediante, los chicos de Alessio empiezan a despedirse de la Primera División aunque, a juzgar por su rebeldía en el último tercio de curso, no lo harán hasta que su tumba cirre del todo.