VALÈNCIA. El Valencia enciende las alarmas. La dureza del calendario había maquillado el espejismo del triunfal inicio con diez puntos de los doce posibles. Luego llegó la pendiente del calendario, que ajustó al equipo de Bordalás a la que todavía no ha conseguido acoplarse. Mestalla quiere, pero el Valencia no puede.
La primera parte del Valencia no refleja lo que un equipo aspira esta temporada como desveló Gabriel Paulista. Más bien fue todo lo contrario. Fueron 45 minutos grises, planos y sin intensidad que permitieron que un rival de la baja tabla se fuera con un 0-2 y que Kang In Lee tuviese el lujo de recriminar a la grada de Mestalla una situación de la que no es responsable. El fútbol es así: venganza y resignación.
Kang In fue héroe y villano. Pasó de ser el principal artífice del drama Mestalla a la única esperanza. Kang In te quita, Kang In te da. Ese fue el análisis que pudo sacar un Bordalás que se volcó con todo. Después de señalar a Maxi, Diakhaby y Racic, el equipo se perdió en un mar de centros en el que Valjent y Russo dominaban. Marcos André y Hélder Costa se opusieron. El primero remate al poste un centro que saboreó el gol. El angoleño evidenció un talento que falta de forma alarmante en la plantilla. Se refugió en su figura en la segunda parte para que sacase buenos centros.
El plan de Bordalás no funcionó. Con el drama instalado en Mestalla, Guedes lideró al escuadrón suicida. Latigazo que desvió Russo para recortar distancias en el 92. Mestalla creía. Manu Vallejo puso un centro a un Marcos André que lo peleó todo y obtuvo su recompensa. Dejada para que Gayá hiciese el 2-2. Un punto más que insuficiente, pero que vale después de lo visto en la primera mitad.