VALÈNCIA. Otra temporada de sufrir, sufrir y sufrir. Peter Lim ha trazado el camino de un Valencia CF que sabe que su escenario pasa por alcanzar los 42 puntos con sudor, sangre y compromiso si quiere mantenerse en Primera división la próxima temporada. Para conseguirlo, este equipo necesita exprimir todos sus recursos al 100%, sin momentos de relajación.
Mendizorroza fue un claro ejemplo de que la falta de concentración se paga muy caro en muy poco tiempo cuando eres uno de los equipos más limitados de la competición. En apenas siete minutos, un rival directo como el Alavés le sacó todas las vergüenzas al Valencia CF. Un penalti por un fallo en la salida de balón que dejó en evidencia al eje defensivo. Lejos de salir excitado de los dos penaltis consecutivos por Mamardashvili, el Valencia continuó dormido y los centrales volvieron a mostrar su debilidad en la siguiente jugada para verse por detrás en el marcador.
Cuando entregas un 1-0 con tanta facilidad, un partido entre rivales que van a pelear por la salvación suele cerrarse y apenas se conceden oportunidades para igualar el marcador. Y así fue. El Alavés se marchó al descanso sin sufrir. El plan de Baraja quedó arruinado en un inicio terrible y la segunda parte tampoco fue para tirar cohetes.
Tras el descanso, Baraja intentó arreglar su fallida apuesta por el doble lateral y Mosquera dio motivos para adelantar a Cenk en la rotación. Más allá de eso, el Valencia CF tuvo la oportunidad de meterse en el partido con una gran acción de Diego López que evitó Sivera con un paradón.
Posteriormente, a los de Baraja les faltó claridad y solo los minutos de Amallah invitaron al optimismo en una plantilla "corta" como definió el entrenador valencianista en rueda de prensa. Yaremchuk se quedó sin debutar y Canós evidenció su falta de rodaje. En definitiva, aparecen las primeras dudas de cara al parón y a la vuelta espera el Atlético de Madrid en Mestalla.