BARCELONA (Enviado especial). Se sigue resistiendo la victoria a domicilio. Lejos de Mestalla al equipo le sigue costando hacer un partido redondo, y pese al punto conseguido, Barcelona dejó sobre todo algunos reencuentros y algún sinsabor en forma de dolencia.
En lo referente a los reencuentros, el más destacado fue la presencia de Patrick Kluivert en el RCDE Stadium. El exfutbolista del Valencia CF acudió a uno de los palcos privados del estadio para presenciar en directo las evoluciones de su hijo Justin. El holandés accedió tras el encuentro a una sala anexa a la zona mixta del estadio con el fin de acercarse hasta la zona del garaje en la que estaba ubicado el autobús del conjunto valencianista para saludar y departir con su hijo durante algunos minutos hasta que el vehículo que trasladaba a la expedición valencianista abandonó la instalación.
No fue el único futbolista que tuvo agradables reencuentros en la jornada. El centrocampista Nico González esperó unos instantes tras el partido a que se despejaran los aledaños del estadio blanquiazul para reencontrarse con algunas amistades que fueron a darle su apoyo durante el partido. Fuera del estadio, y hasta el momento de la partida del autobús estuvo departiendo con amigos de los que dejó en Barcelona antes de recalar en el Valencia CF.
Quien abandonó con peor cara el estadio fue Samu Castillejo. Gattuso ya explicó en la rueda de prensa posterior al encuentro, que el malagueño, sustituido al descanso, había jugado bajo el influjo de los anti inflamatorios como consecuencia de una dolencia lumbar.
El andaluz llevaba desde el miércoles arrastrando esas molestias y quiso hacer el esfuerzo de jugar pese a que los doctores no le aseguraron cuánto tiempo iba a poder permanecer sobre el terreno de juego. Pese a los intentos por aportar su habitual chispa y desborde desde la banda derecha, cada gesto, cada sprint, cada intento de regate le producía un dolor que le impedía rendir como en él es habitual e incluso hubo momentos que notaba ese dolor punzante al respirar. Al final, Gattuso decidió acabar con ese sufrimiento al descanso dando entrada precisamente a Justin Kluivert.