LEÓN (EFE). La jugadora internacional de balonmano Mireya González consideraría un "palo y una frustración" no poder disputar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, si finalmente se prolonga la crisis por el Covid-19 y se acaba optando por la suspensión o aplazamiento de la cita olímpica.
La lateral leonesa que milita en el SCM Ramnicu Valcea rumano, se encuentra en la actualidad en su tierra natal tras disputar el pasado miércoles -a puerta cerrada- el último encuentro de la competición liguera ante uno de sus principales rivales, Bucarest, con el que comparte el liderato.
Desde ese momento se suspendió el campeonato rumano "hasta nuevo aviso", según relata a Efe, así como la eliminatoria de cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Metz HB francés, aunque la situación en el país sea "menos complicada, de momento, que en España y las medidas están siendo menos restrictivas".
González, que continuará una temporada más en el Valcea con el que renovó su contrato y que tiene como compañeras a las también españolas Marta López y Alicia Fernández, es una de las piezas importantes en la selección española que dirige Carlos Viver y artífice del subcampeonato mundial recientemente conquistado.
"Fue un gran éxito y ahora teníamos el sueño de rematarlo consiguiendo en Lliria la clasificación olímpica ante nuestro público, por eso da más rabia esta situación, aunque lo que debe prevalecer en estos momentos es preservar al máximo la salud", señala.
En todo caso, Mireya González ve "complicada" la vuelta a la competición "porque si el confinamiento se prolonga, después se necesitará un periodo de adaptación a la exigencia del trabajo físico, porque se debería de adaptar progresivamente al cuerpo al mismo".