VALÈNCIA. Y al final... rebelión granota. Tuvo que ser cuando el encuentro ante el Málaga agonizaba cuando el Levante se puso la capa y, de la mano de su mejor hombre, doblegó a un rival que había levantado un resultado en contra por partida doble. La magia de Carlos Álvarez llevó al combinado granota hacia un triunfo que retoma el buen camino, con dos acciones que culiminaron en los tantos de Espí y Algobia. Eso ocurrió en la recta final, a trompicones y casi a la desesperada. Los malaguistas supieron jugar su partido, oportunistas y picando cuando más duele: antes del descanso y justo después de que Orriols diera por encarrilado un encuentro, por momentos, esquizofrénico.
No obstante, fue Iván Romero quien piso al Málaga a bailar en el primer tiempo. De hecho, los andaluces robaron el esférico desde un inicio. Y cuando la tónica amenazaba con teñir el encuentro, los buenos del Levante se cargaron de confianza para echar el equipo a rodar. Andrés García se puso la capa y, primero, mandó un caramelo para que Romero abriese el marcador en un remate de testa absolutamente liberado. El desajuste del Málaga en defensa fue demencial y Monte dejó solo al manchego, que anotó a placer antes de que el conjunto de Sergio Pellicer se rebelara por un instante. Larrubia, en la siguiente jugada, empató con otro remate inalcanzable para Andrés Fernández. Coitus interruptus menos de dos minutos después del suspiro gemido de liberación granota.
Esta vez, sin embargo, los de Calero supieron mantener el ritmo que habían impreso en un primer buen tiempo. Las llegadas sobre la meta de Alfonso Herrero fueron constantes -Brugui erró lo que no suele- y Romero, otra vez, se encargó de enchufar la enésima. De nuevo con Andrés iniciando la jugada, fue Kocho el asistente y el '9', una especie de pivote de baloncesto que limpió la presión de su marca, generó un espacio precioso y definió letal. Apenas pasaba la media hora de contienda y el choque, frenético, guardaba nuevos giros de guion. A pesar de la demostrada superioridad del Levante, en su mejor momento de la tarde, el Málaga aprovechó el menor descuido.
Al borde del descanso, Pampín se aventuró a la excursión en solitario al ataque, por dentro. Y cuando el gallego ideaba superar la medular malagueña, Larrubia hurtó su cartera, Kevin Medina aclaró a Dani Lorenzo, y el delantero, con anchura en el balcón del área, colocó a un lado para devolver las tablas. La pérdida de Pampín desconcertó a la zaga granota, la línea en que afloraban los grandes debes pese a lo prolífico del frente de ataque. Y el paso por vestuarios tampoco sirvió para tapar esa fuga: al poco de reanudar, el Málaga estuvo a punto de emularse a sí mismo y, con otro remate al segundo poste, Dioni besó la madera. También Kevin Medina, erigiéndose el más raudo de los suyos, encogió corazones en el Ciutat con un misil lejano que se perdió por poco.
Y es que el físico empezó a menguar al elenco blaugrana. Se fue apagando, también, la llama de Orriols. El estadio se congeló y el rival, causa-consecuencia, se adueñó de la pelota. Como en el arranque. Calero se demoró más que Pellicer en mover el banquillo y el tanque de gasolina de sus innegociables se agotaba por instantes. El técnico de Parla, incluso, modificó su sistema e ideó otro con una intención mucho más ofensiva. El equipo se creció cuando Morales falló un mano a mano muy claro frente a Herrero y, después de algunas imprecisiones, la menos esperada terminó dentro.
Fue un gol feo el que Carlos Espí, recién ingresado en el césped, anotó para la victoria definitiva. Tan horrible como válido. El canterano aprovechó, a trompicones y casi sin querer, una de las genialidades aisladas de Carlos Álvarez. El sevillano hizo maravillas por derecha y, entre la marabunta de defensores que trataban patear a kilómetros de su área pequeña, metió Espí su talón inesperado. Tal fue el desconcierto que la celebración, más que con el joven de Tavernes, fue con el de Sanlúcar. Para redondear la velada, con el Málaga, peleón, casi en la lona, Algobia culminó otra gran jugada del sevillano, que se puso la capa sobre la bocina. Con el tirunfo y el chute de confianza de los cuatro tantos, los de Calero vuelven al playoff y, con el encuentro suspendido por la DANA que le resta por disputar, podría regresar a las plazas de ascenso directo.
Ficha técnica:
Levante UD: Andrés Fernández, Andrés García, Elgezabal, Cabello, Pampín, Oriol Rey (Espí, m. 76), Kocho (Algobia, m. 67), Pablo Martínez (Lozano, m. 67), Carlos Álvarez, Brugui (Morales, m. 67), Romero (Dela, m. 86)
Málaga CF: Herrero, Gabilondo, Pastor, Monte, Dani Sánchez, Izan Merino (Ramón Enríquez, m. 63), Manu Molina, Larrubia, Kevin Medina (Lobete, m. 70), Lorenzo (Ochoa, m. 46), Dioni (Castel, m. 63)
Goles: Romero (1-0, m. 14), Larrubia (1-1, m. 16), Romero (2-1, m. 33), Lorenzo (2-2, m. 41), Espí (3-2, m. 81), Algobia (4-1, m. 90+5)
Tarjetas: Manu Molina (m. 54) por el Málaga; Andrés García (m. 55), Morales (m. 90) por el Levante