Cuando la liga regular influye en el play-off: Levante y Alavés, contra la historia

VALÈNCIA. Levante y Alavés se citan este próximo sábado en el Ciutat de València para dilucidar el ascenso y lo hacen, ambos, repasando los números de la historia. El resultado de Mendizorroza otorga una ligera ventanja a los levantinistas, que no solo se jugarán el regreso a la élite ante su gente, sino que también podrán permitirse el empate a 120 minutos ante uno de los únicos dos clubes de la Segunda División ante los que ha logrado vencer en los dos encuentros de la temporada regular. Uno es el Villarreal B (4-1 en Orriols y 2-3 en La Cerámica, de penalti en el descuento, para mantener vivas unas ya mermadas posibilidades de ascenso directo). El otro es el Alavés. 

Los dos triunfos por 2-0 en Vitoria y Valencia, sumado al empate a cero del pasado domingo, arrojan la sensación de que los de Javi Calleja han sabido mantener a raya a los babazorros. Y eso da alas, pero no siempre es sinómimo de ascenso. De las doce campañas que lleva vigente el actual formato promoción, en cinco uno de los finalistas ha reinado sobre el otro en el campeonato madre. En tres ocasiones se llevó el gato al agua aquel que había logrado vencer como local y a domicilio en los dos encuentros de Liga; en dos, ascendió el club que había perdido el enfrentamiento directo completo. Los más curiosos son, precisamente, estos últimos.

El espejo del Córdoba y el play-off del año pasado

El ascenso más singular ocurrió en 2014. Aquella temporada, el Córdoba había acabado séptimo el campeonato regular y clasificó para la fase de ascenso porque el Barça B -filial y, por tanto, descartado por el ascenso a la élite- había concluido tercero. Los andaluces acabaron metiendo la cabeza en la final y se enfrentaron a Las Palmas, equipo ante el que habían perdido las dos citas ligueras y a quien, para más inri, no fueron capaces de ganar tampoco ninguno de los encuentros del play-off. Es más, el Córdoba tampoco marcó a los canarios hasta el minuto 93 de la vuelta de la final y terminó subiendo a Primera 42 años después. Es el ejemplo perfecto y el espejo en el que se puede mirar el conjunto de Luis García Plaza, aunque hoy en día al Alavés no le servirían ningunas tablas -entonces el elenco del Chapi Ferrer hizo valer el valor doble de los goles fuera de casa con el 1-1 en aquel descuento de invasiones-.

La otra ocasión en que un equipo consiguió derrocar en la final a un rival ante el que había perdido los dos choques del concurso regular fue, precisamente, hace un año. El último play-off se saldó con el ascenso del Girona, sexto clasificado -como en casi el 50% de las promociones, es este el club que acaba subiendo, algo que ya no ocurrirá este año-. El equipo de Míchel sucumbió en los dos enfrentamientos ante el Tenerife (2-1 en las islas y 0-1 en Motilivi) y consumó su ascenso en su quinto concurso en una final.

La historia que le vale al Levante

Sin embargo, en Orriols hay algún caso más al que agarrarse. En 2013, el Almería había sido superior al Girona durante el curso y en la final de la promoción, refrendó esa supremacía con otras dos victorias. En 2015, Las Palmas ganó ambas citas al Zaragoza y, en el play-off, a pesar de perder la ida por un contundente 3-1, levantó la situación en Gran Canaria. Y en 2020, el Elche venció al Girona en Liga sin recibir un solo tanto, empató a cero en la ida y ganó en la vuelta 0-1 en tierras catalanas. Un registro de marcadores que bien puede reeditar el propio Levante este año.

Y es que, en realidad, los problemas más graves del cuadro granota han aterrizado frente a los equipos que peleaban por otras cotas en la tabla. Contra los rivales directos, los de Calleja no solo no han perdido durante el curso, sino que además no han concedido un solo tanto ante el otro finalista por el ascenso. Y eso, a todas luces, es otra ventaja: si esa tónica no varía, la noche del sábado será larga y feliz para el levantinismo.