VALÈNCIA. O de chasco en chasco, como prefieran. En el partido que estaba llamado a marcar el futuro de Llevant y Leganés, los granotes, que demostraron ser superiores, se permitieron la negligencia de tardar 35 minutos en conectarse. Regalar tanto, por indolencia y futbolistas al trote, empieza a convertirse en una lastimosa seña de identidad, que aparece demasiado a menudo: arranques de calidad para grandes encuentros y, al tiempo, alarmantes lagunas de profesionalidad. La primera media hora del Llevant invitó al monumental cabreo. Sin atenuantes.
Paco López no se pone en duda. Es una bendición para el levantinismo. Ni una cosa ni la otra quitan que esté cometiendo errores que lastran las posibilidades del equipo. Es valiente sin duda, pero no lo suficiente para poner en su sitio a Campaña, quien partido tras partido ni aporta en ataque ni en defensa, o para sentar cuando sea preciso a Morales, dos futbolistas con una capacidad dramática para la autocomplacencia, especialmente el primero y que, por tanto, necesitan más que nadie, sentir la presión, lo cual hace aún más incomprensible que, cuando están marcándose un mal partido, sean los únicos intocables.
La suplencia de Roger. Si fuese africano y hubiese costado 10 millones sería indiscutible, pero a Roger no le basta con unos números espectaculares y un compromiso intachable. Su falta de continuidad es incomprensible, cuando debiera ser el futbolista más intocable. En Butarque el Llevant se estrelló una y otra vez con la defensa rival sin nadie capaz de empujarla a la red, pese a lo cual, el tipo de los diez goles se mordió las uñas en el banquillo hasta el 74'.
Un arranque sin alma. Con Campaña moviéndose donde jamás sucede nada y con un agujero negro en la medular, el Leganés llegó al área levantina como Pedro por su casa durante los 35 primeros minutos. Fue lo que tardó el sevillano en hacer su primera jugada –y casi última– con cierta profundidad. El Llevant, no obstante, comenzó a carburar, con Bardhi haciendo de Rochina. En una combinación suya con Mayoral, Jason remató al muñeco, solo ante Cuéllar. En el 41' el 10 macedonio se marcó un baile de fantasía sobre el balón, que acabó repeliendo el palo.
Un monólogo granota desde el 35'. Ante un rival muy mermado por las bajas, e inferior, que sólo jugó mientras el Llevant renunció a hacerlo, los de López encadenaron ocasiones, aproximaciones y centros al área, un monólogo futbolístico, sin puntería.
Otra aberración arbitral. "En la repetición se aprecia como a Cuéllar lo empuja un poco Doukouré", bromeó Granotil en Twitter. Algo así fue, sin duda, porque la falta de Mayoral sólo existió en la imaginación de Gil Manzano, que anulaba así un gol legal a Coke, en el 79', un tanto que, con la inercia del encuentro, escorado en blaugrana, invitaba a soñar con el triunfo. De nuevo el responsable del VAR fue incapaz de avisar a su colega de que no hubo falta ni por asomo.
El nuevo Campaña, con vocación de libre. Con Rochina fuera se esperaba de Campaña algo más que vivir entre los centrales, darles instrucciones y debatir cada lance con el árbitro. El Llevant, mientras tanto, necesitaba verticalidad, balones filtrados y profundidad. Su empecinamiento con el balón parado no es menos doloroso: todos los centros del 24 fueron estériles, como de costumbre. Y cuando no sacó él, se quedó junto al lanzador, perdiendo un efectivo al remate. Nadie corrige estas cuestiones, 26 jornadas después de iniciada la Liga.
El Llevant mereció la victoria. Pese al mal partido de dos futbolistas que se presumen decisivos, el equipo tuvo empuje, atrevimiento y solvencia y mereció ganar. Faltó acierto y fortuna. Ya de por sí es complicado levantar un marcador en contra cuando enfrente hay un equipo con tanto oficio como el Leganés de Pellegrino, disciplinado hasta el aburrimiento. Y aún lo es más si tu entrenador toma unas cuantas malas decisiones y el árbitro anula un gol legal.
De verde. ¿Quién decide que el Llevant vista de verde fluorescente ante un equipo blanquiazul, con pantalón y medias blancas? Más allá del marketing y de las supersticiones o las manías se impone, desde arriba, como norma, un respeto por la histórica equipación blaugrana. ¿Hasta cuándo estos caprichos?
UNO A UNO: Aitor (7); Cabaco (6) (Coke (5) 65'), Vezo (7), Pier (5); Moses (7) (Roger (s.c) 74'), Jason (7), Campaña (4), Bardhi (8), Luna (6); Mayoral (7) y Morales (4).
Paco López (4).
Gol: 1-0 Óscar 12'.