opinión

De la lealtad y la honradez

Acto de deslealtad máxima de un entrenador que NO merece disfrutar del privilegio de sentarse en el banquillo de un país al que ha dejado aparcado en doble fila y sin freno de mano a cambio de un sustancioso puñado de euros...

16/06/2018 - 

VALÈNCIA. Ayer, en Sochi, arrancó para los nuestros un Mundial diferente. Porque no es habitual enfrentarse a un compromiso de tal calado tras un tsunami como en el que se ha visto inmersa la Selección Nacional en los últimos días. El ataquito de ego de Don Pérez ante la urgencia de encontrar un entrenador después de que muchos le diesen ‘calabazas’sumado al acto de deslealtad máxima de un entrenador que NO merece disfrutar del privilegio de sentarse en el banquillo de un país al que ha dejado aparcado en doble fila y sin freno de mano a cambio de un sustancioso puñado de euros, convirtió durante muchas horas la concentración de España en el Camarote de los Hermanos Marx y así no es fácil concentrarse para un compromiso tan importante. La historia les juzgará.

Tranquiliza saber - a la hora de entregar este artículo no se ha celebrado todavía el choque ante Portugal- que en Rusia hay un grupo de futbolistas extraordinarios y tranquiliza escuchar al seleccionador interino diciendo "Los chicos están concentrados, unidos y tienen un sueño". Su sueño es el sueño de todos los españoles que amamos el fútbol y sabemos que es un deporte caprichoso y en ocasiones ingrato. Se puede ganar y se puede perder. Y perder un partido de fútbol no tiene por qué siempre suponer una deshonra. Ni la presencia de Lopetegui en el banquillo era garantía de nada... ni ganar, en determinadas condiciones como las que se han producido esta semana, es lo más importante. Habrá más mundiales, habrá más Eurocopas y habrá muchas competiciones. Lo que sí hubiera tenido muy difícil solución hubiese sido dejar pisotear el escudo de nuestro país y mirar hacia otra parte que era lo que pretendía el Ser Superior. De honra y, sobre todo, de deshonra sabe mucho más él y quien el miércoles tuvo que abandonar la concentración de la Selección como un apestado por la puerta de atrás. La lealtad, como la honra, ni se compra ni se vende. Se tiene o no se tiene. 

Millones de españoles nos sentamos ayer tarde a animar a nuestra selección sabedores de que habrá otros que esperan con la escopeta cargada a que España fracase para echar la culpa al Presidente de la Federación por no haber actuado como Don Florentino esperaba que lo hiciese  acostumbrado a que todo el mundo haga lo que a él le da la real gana, como a él de de la real gana y cuando a él le dé la real gana. Esa es la división que han provocado: el ser superior con su despótico asalto y Lopetegui con su vil traición. Pero la matrícula está tomada y ni organizando ruedas de prensa tabernarias con palmeros e inquisidores como la del jueves engañan ya a casi nadie. Por lo que respecta al Presidente dela ‘Central Lechera’ ya era por todo el Mundo conocido su narcisismo y su afán por comprar lo que no puede conseguir con el respeto. El otro chico… el exseleccionador… en el pecado lleva la penitencia. Los que hoy lo adulan, lo abandonarán como a un perro cuando pierda dos partidos como él ha hecho con la Selección. Eso sí, será inmensamente rico, pero su codicia le va a perseguir por todos los estadios de España. Es totalmente lícito subirse al tren cuando este pasa pero...si para ello dejas a un país en la estacada a las puertas de un Mundial, no queda más remedio que apechugar con las consecuencias. Andrés Iniesta ha salido ovacionado de todos los estadios de nuestra Liga. Como un ”héroe nacional”. Veremos cómo reciben los aficionados a partir de ahora a Julen “el desleal multimillonario”.

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