VALÈNCIA. A dos días del ‘deadline’ del mercado invernal no parece prudente dar una opinión al respecto. Quedan algunos frentes abiertos que podrían dar un giro radical y acabar determinando cualquier opinión al respecto pero… el transcurrir de las cosas en el último mes si deja , desde mi punto de vista, algunas certezas.
La primera tiene que ver con el calendario y es evidente que el Valencia se ha movido muy tarde puesto que, sabiendo desde verano que había posiciones de ‘urgente reconversión’, debería haberse movido mucho antes para mejorar la plantilla, en la medida de lo posible, para afrontar la cuesta de enero con mayores probabilidades de éxito. Otra de las certezas, también harto evidente, es que el club sigue adoleciendo de la estructura mínima indispensable con la que poder establecer una política deportiva y afrontar una ventana de mercado con nociones claras y con una metodología que vaya más allá de recibir ofrecimientos de los agentes de futbolistas.
En una secretaría técnica hace falta un francotirador que, teniendo bien estudiada la pieza que va a cobrarse, atesore la firmeza y la experiencia necesaria para que no se le escape y…, lamentablemente, el Valencia actual va al mercado con dos aficionados que no pueden aspirar sino a disparar cuatro perdigones en una caseta de feria: disparan a lo loco y… que pase lo que Dios quiera. Hay otra certeza positiva y creo justo destacarla: por lo menos, en este mercado, sí han tenido la intención de mejorar el equipo y salir de compras aunque, y… aquí llega la cuarta de las certezas, no lo han hecho hasta que el entrenador a elevado la voz.
Esta semana me sorprendía escuchar a un compañero -del que tengo un gran concepto profesional- preguntado en voz alta, en su programa de radio, si el entrenador pediría perdón. Lo preguntaba porque -entiendo- piensa que la llegada de Cömert e Ilaix supone un gran refuerzo que desautoriza las quejas del entrenador. Obviamente no coincido en absoluto con mi compañero y amigo. Lo que creo que toca es agradecer a Bordalás que haya hecho público su lamento porque… al fin y al cabo, lo hizo a modo de último intento de que el club ‘moviese el trasero’ cuando detectó que no había intención alguna de hacerlo.
Habrá que esperar a la noche del lunes, ver cómo queda el equipo una vez haya bajado la persiana de los fichajes y entonces hacer las valoraciones oportunas porque , a día de hoy, es un proceso de mejora incompleto. De lo concretado hasta la tarde del viernes, a la hora de escribir estas líneas, no tengo claro en absoluto que se pueda deducir que el equipo sea mejor que el del 31 de diciembre. La línea defensiva queda apuntalada con un central del que poco se sabe, salvo los eruditos que llevan varios años viendo todos los partidos del Basilea, que no es mi caso. En cuanto al centro del campo… llega un jugador muy prometedor por lo visto en el tramo final de la temporada pasada, que apunta maneras de gran futbolista pero que, de momento, no pasa de ser un buen proyecto.
Ilaix es la apuesta lógica de un Club que mira por su futuro deportivo e invierte en un futbolista joven cuando tiene, en su posición, un jugador que le garantiza una o dos temporadas a buen nivel y eleva, con su llegada, la competencia en el puesto con la creencia de que el chico acabará imponiéndose y ganando una titularidad consolidada: es lo que hizo el Leipzig aunque no le ha salido bien la ‘jugada’.
De momento, teniendo en cuenta que necesitas un rendimiento inmediato por la marcha de Daniel Wass y que no puedes esperarlo por un tiempo indeterminado puesto que la cesión expira en cuatro meses sin opción de compra tasada, sólo cabe esperar -ojalá así sea- que el chico ‘la rompa’ desde el primer momento y que ayude lo que queda de temporada.
Lo cierto hasta el momento es que, cuando lo que el grupo necesita es oficio y experiencia, se marcha el jugador que más minutos atesora en una operación lógica en clave económica pero no tanto en clave ‘futbolera’ y llegan dos chicos de 23 y 19 años respectivamente de los que todos esperamos lo mejor pero que, difícilmente, podrán aportar el oficio y la experiencia que necesita el equipo para resolver partidos que requieren más veteranía que músculo.