VALÈNCIA. El regreso a los terrenos de juego para Mouctar Diakhaby le sitúa en un plano de alejado del rendimiento aceptable que estaba teniendo en la presente campaña y le acerca a la errática versión de la temporada anterior.
Desgraciadamente a Javi Gracia se le está cayendo uno de los pocos futbolistas de los que podía presumir que había mejorado su rendimiento con respecto a la temporada anterior.
El defensa galo comenzaba la temporada 20/21 como tercer central. Para Gracia comenzaban Gabriel y Mangala (absolutamente desaparecido en combate, no juega desde la derrota 2-1 en Granada) como pareja titular por jerarquía y experiencia. La idea duró el periodo que va desde la suave pretemporada hasta el minuto 16 del primer partido de liga ante el Levante. Ahí cayó lesionado Mangala y su dolencia fue de tal magnitud que no volvió hasta dos meses y medio después. El siguiente en la lista del entrenador era Diakhaby.
Sobre el defensa francés colgaba la sombra de un terrible rendimiento en la temporada anterior con dos partidos especialmente hirientes, el último antes del parón por la COVID y el primera. Ante Atalanta en Mestalla, y ante el Levante también en el coliseo de la avenida de Suecia. La indignación con la poca concentración exhibida hizo que el futbolista fuera incluso señalado por su propio entrenador. Pese al carácter plano de Albert Celades, tras el penalti que le costó dos puntos ante el Levante (falta absurda al borde del área y luego un derribo absurdo al jugador rival) ese día estuvo duro y contundente al decir que eran ya varias las ocasiones en las que la falta de contundencia del central francés les costaban puntos: "Cuando hace errores, como antes del parón y hoy, es difícil de asimilar y aceptar. Siempre te quedas tocado cuando haces errores. Nos han costado puntos, perder posiciones en la clasificación y lo de la Champions. Hay que intentar que no vuelva a pasar. Esperemos que no vuelva a pasar". Pese a que más tarde aseguraba que esos errores no habían sentenciado al zaguero, los datos desmentían la excusa: no volvió a actuar ni un sólo segundo hasta el despido del entrenador catalán.
Con la llegada de Voro en el tramo final de la temporada, Diakhaby volvió al eje de la zaga en detrimento de Hugo Guillamón. Y tras la purga del verano en la plantilla, y la lesión en la primera jornada de Mangala, a Mouctar se le volvían a abrir las puertas de la titularidad.
Su rendimiento fue de menos a más, siendo incluso clave en la portería a cero y triunfo en Anoeta formado dupla con Hugo Guillamón. Pero en la séptima jornada, y ante el Elche -cuando estaba cuajando un buen encuentro-, tuvo un problema muscular que lo apartaría casi dos meses del terreno de juego (cayó el 23 de octubre y no volvió hasta seis semanas después, el 12 de diciembre ante el Athletic).
Su rol en el equipo se había transformado como el del central de más garantías y por eso Gracia volvió a echar mano de él en cuanto estuvo restablecido. A la vuelta volvió a exhibir un nivel aceptable pese a la inactividad. Sobre todo alejado del futbolista alocado con cierta descoordinación de movimientos en el que se convirtió tras la salida de Marcelino. Incluso en el Camp Nou contribuyó a la faceta ofensiva con un cabezazo a la media hora que adelantaba a los valencianistas en el marcador ante los de Koeman.
Pero el 24 de enero el infortunio en forma de lesión muscular volvía a cebarse en el francés a los dos minutos de la segunda parte ante el Atlético de Madrid en el Metropolitano. El KO médico duraba un mes exactamente, y a la vuelta del jugador su rendimiento vuelve a ser más que discutible.
Su retorno fue ante el Getafe en el Coliseum (mismo estadio en el que ya vivió una pesadilla la temporada anterior en liga con mismo resultado, 3-0). Otra vez se vio al defensor inseguro y mal perfilado con tendencia a cometer errores infantiles. En uno de ellos, a los 51 minutos, recibe un balón como último futbolista en la línea zaguera. El control -sencillo- es defectuoso y la pericia de Maksimovic en la presión le arrebata la pelota y el francés le derriba cuando iba sólo a la portería de Cillessen. Resultado: tarjeta roja y equipo en inferioridad numérica.
La resultante (además del marcador) fue el encuentro de sanción que el galo tuvo que cumplir ante el Villarreal. Volvería al once una vez cumplido el castigo, siete días más tarde ante el Levante.
Tampoco iba a salir mucho mejor la cosa entreno granota, aunque es cierto que las decisiones tomadas por Gracia tampoco iban a ser de gran ayuda para el ex del Lyon. La idea de alinear un sistema con tres centrales en el que Diakhaby era el que jugaba en el centro de la tripleta, no fue un concepto que favoreciera su rendimiento. No reúne la capacidad suficiente de liderazgo para ser quien comande los movimientos de dicha línea. Si encima a ello le sumamos que tenía la responsabilidad de la salida de la pelota jugada desde atrás (pese a estar Hugo Guillamón en el terreno de juego), el cortocircuito tenía muchas papeletas para producirse.
Dieciesiete minutos tardó el jugador galo en regalar la pelota en una salida cómoda de balón, que acabó en el gol del conjunto granota anotado por Roger y que a la postre supuso la derrota final del conjunto valencianista.
Diakhaby vuelve a quedar señalado y exhibe en este sentido un rendimiento preocupante. Fundamentalmente para el propio Javi Gracia, quien no acaba de confiar en Guillamón (que generalmente no entra cuando la pareja Gabriel-Diakhaby está disponible), Mangala no cuenta, y no parece que la situación del portugués Ferro vaya a ser muy diferente de la vista hasta ahora.
La arriesgada apuesta de Pablo Longoria en verano de 2018 -15 millones se pagaron al Lyon- se diluye. Es cierto que no todos sus partidos son una catástrofe, pero tras tres temporadas en primera división, su progresión se ha visto en cuentagotas. Y sobre todo, sus errores son tan visibles que borran sus posibles virtudes. Pese a los partidos correctos de esta temporada, sus últimas actuaciones le devuelven a los infiernos. El regreso a las tinieblas necesita encontrar un desvío; y cuánto antes, mejor.