Diez primeros apuntes del Valenciastán veraniego

VALENCIA. Uno. Hay una percepción extendida sobre lo mal que vende el Valencia. Otra leyenda urbana más. En la última década es una de las tres entidades con mayores ingresos por venta, con hurto múltiple en Can Barça incluído. El problema no es de malvender, generalmente el club traspasa bien la caza mayor. El problema lo tenemos nosotros sobrevalorando a jugadores de medio pelo adquiridos a precio de caviar. 

Dos. El Valencia ha ingresado muchísimo en este tiempo. Tenía jugadores relevantes y es mérito de la institución revalorizarlos. Si las ventas hubieran servido para tapar los agujeros propios y contener gastos, incluso se hubiera comprendido. No ha servido para eso -buena parte del ingreso se fue en compras de jugadores mucho peores- ni para confeccionar una plantilla solvente. 

Tres. Los problemas vienen cuando con esas ventas el club fichó medianías infladas. Lo ha estado haciendo hasta anteayer. Que repentinamente, justo cuando se anuncia un Valencia reformado bajo los cauces de la seriedad, el grifo se cierre y apenas haya goteo produce una seria contradicción. ¿Proyecto o maquillaje?

Cuatro. Si la justificación para limitar el gasto en fichajes era antes el Fair Play Financiero, ahora lo es la liquidez. Acabaríamos antes diciéndole claramente al pueblo lo que se cuchichea en voz baja: la propiedad cree que hay que aprovechar lo que ya hay en lugar de gastar más; Marcelino, aunque él no lo sepa, ha llegado para exprimir lo que la temporada pasada no funcionó. Si es así, que el ínclito Murthy lo anuncie. La verdad nunca es un consuelo, pero es la verdad. 

Cinco. El proverbio oriental del sabio, la luna, el necio, el dedo y blablabla aplicado a la venta de Enzo Pérez. Lo más interesante diría que es lo que refleja que un capitán del club en una edad óptima se termine marchando a una liga menor como la argentina. Los compradores de los jugadores que se marchan insinúan el nivel en el que estamos instalados. De momento, Brighton y River. 

Seis. Ansiedad por tener refuerzos cuanto antes. Debe ser que todos los equipos europeos tienen ya cerradas sus plantillas y todos los fichajes embastados… 

Siete. El director deportivo del Valencia quería hace nada traerse al empalagoso Quique Setién para iniciar una revolución por la vía del fútbol de toque. ¿Podemos confiar en la coherencia frente al mercado de un gestor encargado de confeccionar una plantilla para la cual tenía otros planes?

Ocho. Serpientes de verano y fake news. ‘Marcelino empieza a cansarse de las promesas incumplidas y veremos si empieza la temporada’. Que el entrenador haya tenido que refrendar su propio cargo acabado de llegar ante rumores troyanos indica la anormalidad en la que vivimos. Marcelino sabía perfectamente dónde venía porque hay exceso de precedentes aireados. Quien asume el reto asume sus consecuencias.

Nueve. Marcelino revela a su regreso de Singapur que Lim está triste porque las cosas no fueron como él esperaba. Es divertido: ¿acaso esperaba Lim que vendiendo unilateralmente al delantero estrella, Alcácer, sin consultar a nadie ni atender a una planificación deportiva iba a salir fetén? Por ejemplo. 

Diez. Que siendo la defensa un erial, que tras gastar nueve millones en Aderlan sin justificación, el club decida que no puede llegar a pagar seis por un valor solvente como Albiol (vale que no sabe que los canguros son de Australia y no de Austria, pero su rendimiento en Italia ha sido constante) significa que: 1/ el club se ha vuelto mucho más responsable y aprieta al máximo por sus operaciones, 2/ si Albiol tuviera otros agentes ya estaría fichado, 3/ la liquidez, es la liquidez. La realidad contestará. Paciencia.