Bueno, pues qué sorpresón, no iba yo a pensar eso, pero los hechos puñeteros concluyen que Layhoon mentía. Y mira qué es extraño en ella… Ni hoja de ruta, ni estructura deportiva fiel a una jerarquía, ni director deportivo fijando los pasos a seguir...
VALENCIA. Mi propósito de año nuevo fue creerme las frases gráciles, como de discurso de mantenedor fallero, que ofrendaba en cada aparición Layhoon Chan, presidenta del Valencia (no, medios de prensa exteriores, Peter Lim no es el presidente, ni tan siquiera es consejero, aunque solo un movimiento dactilar suyo tiene más incidencia que el de la directiva al completo). Layhoon en una de sus últimas comparecencias públicas (ya lleva semanas sin ninguna, es que es muy discreta) vino a contar que el Valencia por fin había aprendido de los errores y organizaba un organigrama deportivo en torno a Suso, con una hoja de ruta bien trazada.
Bueno, pues qué sorpresón, no iba yo a pensar eso, pero los hechos puñeteros concluyen que Layhoon mentía. Y mira qué es extraño en ella… Ni hoja de ruta, ni estructura deportiva fiel a una jerarquía, ni director deportivo fijando los pasos a seguir. Todos esos versos soltados a ritmo de haiku se disuelven cuando el club (nonagenario y bien exitoso antes incluso de la llegada de Peter; ¡alucina Chan!) gestiona sus decisiones capitales por la voluntad unilateral de su propietario.
André Gomes se fue sin mayor sobresalto y su marcha se decidió sin que el director deportivo apenas participara de ella, reducido a las cosas pequeñas. Los vicios de dueño caprichoso perviven una era después de la marcha de Rufete y a este paso Suso también reparará en los fichajes a través de la prensa. Son costumbres vintage arraigadas en nuestro historia pero, cuántas veces se insiste, pensábamos que la nueva propiedad (cada vez tiene menos de nueva) no incurriría en los viejos pecados caciquiles.
Dónde quedan las palabras bonitas. Me asalta la duda de si se buscó a un director deportivo para dar lustre y lógica a la parcela más decisiva de un club de fútbol, o si tan solo se pretendía tener una máscara bajo la que disimular las mismas prácticas negligentes de siempre.
El lunes es uno de agosto y este Valencia no sabe qué quiere ser la próxima temporada. Mientras otros clubes definen o ya la tienen bien definida su columna vertebral y comienzan a armarse de fondo de armario, el VCF no tiene definidas sus líneas maestras. No creo que sea una cuestión de necesitar tiempo, sino de tener verdaderamente un proyecto claro. Es decepcionante porque intuíamos que de verdad había un plan madurado en las cabezas de quienes mandan, que no se guiarían esta vez por la improvisación o el interés ajeno.
Lim será más inteligente que nadie, poco duda de ello, pero la manera de departir los asuntos deportivos se parece más a la de un caciquillo funcionando a espasmos, por mucho que Layhoon Chan ponga todo su empeño en endulzar la realidad. Qué pena.