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La duda que envuelve a Manu Vallejo

4/12/2020 - 

VALÈNCIA. ¿Un jugador regular para disputar 90 minutos o un revulsivo para agitar un partido en su tramo final? A ese debate en torno al juego se enfrenta Manu Vallejo desde que llegó en 2019, procedente del Cádiz, como una apuesta de Pablo Longoria, que valido Marcelino García Toral y ejecutó Mateu Alemany cuando tenían libertad. El Valencia invirtió 5,5 millones de euros en el bullicioso delantero de Chiclana de la Frontera que estos días tiene la opción de confirmarse como futbolista válido para jugar un partido completo. 

Las bajas de Kang In y Cheryshev y el hecho de que Javi Gracia haya desplazado a la izquierda a Guedes para llenar ese hueco, dejan a Manu Vallejo junto a Gameiro como alternativa para acompañar a Maxi Gómez el lunes en Ipurua. Vallejo compite con Gameiro y, en menor medida, con Rubén Sobrino. En la prueba del miércoles en Paterna con un esbozo de once inicial, el andaluz figuraba junto a Maxi en un hipotético once inicial. La sensación es que la dupla ofensiva en Ipurua será la que formen el gigantón Maxi y el pequeño Manu.

Sus cifras encierran cierta contradicción. El gaditano solo ha sido dos veces titular este curso. La primera ante el Huesca y la segunda ante el Atleti. En las dos ocasiones no ha sido definitivo pero, en cambio, incorporándose desde el banquillo es el segundo máximo goleador de la plantilla tras Carlos Soler (4 goles) y Maxi Gómez (3). Su ratio de goles por minuto es el mejor de la plantilla. Ha jugado 265 minutos sobre 990 posibles, por los 787 de Maxi y los 550 de Maxi.

Vallejo hizo dos goles ante el Levante en la primera jornada de LaLiga y uno ante el Deportivo Alavés. Frente a los granota entró con empate a dos en el marcador en el minuto 71 y, sólo tres minutos después, tuvo tiempo para marrar una ocasión y embocar un tanto. Su rendimiento, espumoso, proporcionó otro gol en el minuto 94 para cerrar la victoria por 4-2. En Mendizorroza su aparición también fue trascendente. Entró en el minuto 57, marcó en el 72 el gol del empate, y estuvo a punto de colgarle un balón a Pacheco que hubiera supuesto el 2-3.

Manu Vallejo agita el ataque pero su desafío es ser más categórico cuando es elegido por Gracia para partir en el once. Vallejo se enfrenta a ese reto. Claro que su edad, 23 años, lo condiciona como a la mayoría de integrantes de la formación de este curso. También su falta de kilometraje en el élite.

¿Por qué Vallejo sorprende cuando entra en juego desde el banquillo y no lo hace desde el inicio? ¿Es un problema de calidad o de falta de experiencia? Una explicación reside en la fatiga del rival. El chiclanero con su energía y su velocidad de movimientos es más efectivo cuando el contrario está cansado y/o juega en función de un marcador, es decir, cuando el bloque contrario se sitúa más o menos metido atrás sobre el campo para defender un resultado o ir a ganar el partido. En ese escenario, su brega y su habilidad para incordiar a los defensores rivales, lo convierten en un punta más dañino.

Sus habilidades como futbolista dinámico, batallador y veloz no tienen tanto efecto cuando el partido empieza y todavía no hay una variación en el marcador que provoque un cambio de estrategia en el rival. Manu disputa cada balón el ciento por ciento, pero cuando lo hace de salida sus marcadores no están agotados y lo pueden controlar mejor. Quizás por eso sea mejor revulsivo. Sus condiciones ganan en desequilibrio cuando los defensores contrarios están cansados.

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