la falta de un lateral derecho convincente y jugar fuera de posición lo perjudican 

El agujero en la derecha erosiona a Carlos Soler 

Oscurecido en la derecha, fuera de sitio, el canterano padece otro mal: el del lateral derecho. El irregular rendimiento de Martín Montoya y el discreto nivel de Vezo sangran a Soler. El mediocentro que, gracias al espaldarazo de Voro, vitaminó y mejoró la campaña pasada la medular del Valencia se marchita en banda derecha. Cumple pero no puede explotar todas sus virtudes.

17/04/2018 - 

VALÈNCIA. El Valencia cojea por la derecha. Como si llevara una pata de palo en ese costado, el equipo se desnivela tanto en el repliegue defensivo como en el despliegue ofensivo. La fórmula de Marcelino de jugar con un lateral derecho ofensivo en Mestalla y un central reconvertido a domicilio no funciona. Montoya es el lateral derecho local y Vezo el lateral derecho visitante. Entre los dos, invisible para Marcelino en uno de los grandes enigmas de la temporada pero más lateral que Vezo, está Nacho Vidal. Y perjudicado por todo este movimiento de piezas e incertidumbre en la derecha se encuentra Carlos Soler, con su talento arrinconado en la banda y adaptado a la fuerza a una posición que no es la suya.

Soler, uno de los grandes debates del inicio de curso en los albores del Marcelinato, juega en la derecha, igual que podría hacerlo en cualquier demarcación, por compromiso y sacrificio en beneficio del colectivo. Su rendimiento tras 32 jornadas es regular, aunque tras su última lesión todavía no ha igualado el nivel que mostró antes de caer lesionado en Getafe el 3 de diciembre en la encerrona del Coliseum. El miércoles se cumple una vuelta después de su lesión en el tobillo derecho, que fue mal diagnosticada por los servicios médicos y lastró al jugador. El club no ha desvelado si la responsabilidad es de Toño Maestro, que ya ejercía como médico asesor externo, o de Luis González Lago, que todavía figuraba como jefe médico en aquel momento. Esa cuestión es tabú. El jugador pagó el error.

Soler está jugando en un hábitat hostil para su talento. Fuera de la rotación de mediocentros, actúa como un jugador de banda pese a que sus condiciones aconsejan que juegue más centrado. La ausencia de un mediapunta en el dibujo de Marcelino también impide que pueda jugar en una demarcación que ya conoce de su etapa en la Academia. El mediocentro que, gracias al espaldarazo de Voro, vitaminó y mejoró la campaña pasada la medular del Valencia se marchita en banda derecha. Cumple pero no puede explotar todas sus virtudes. Su tremenda calidad, no obstante, le ayuda a adaptarse a esa zona extraña para él hasta la llegada de Marcelino.

Oscurecido en la derecha, fuera de sitio, el canterano padece otro mal: el del lateral derecho. El irregular rendimiento de Martín Montoya y el discreto nivel de Vezo sangran a Soler. El '18', que no tiene el uno contra uno ni la capacidad de desbordar en velocidad que son necesarios en un jugador específico de banda, batalla con la banda derecha rival cuando juega con Martín Montoya en Mestalla y sufre, además, la falta de ayudas de Vezo en ataque cuando el equipo juega como visitante. A veces está muy solo, suerte que está Kondogbia. Soler pelea para que no lo absorba el agujero negro que tiene el equipo en el lateral derecho mientras mira con envidia como se entienden en la acera contraria Gayà y Guedes.

Marcelino lo contempla como un jugador de banda. Solo hace falta asomarse a las estadísticas de Parejo para percatarse de que el técnico no lo considera el recambio para el de Coslada, que lo juega todo. Kondogbia y Coquelin están por delante en la rotación de mediocentros aunque los dos franceses serán baja el miércoles ante el Geta. La lesión del francés que vino del Arsenal y la sanción del gigantón ignorado por Deschamps le abren la posibilidad de volver a jugar en el centro. Las opciones son él o Maksimovic. Marcelino decide.

Hay un miedo instalado estos días en el entorno del jugador. El Valencia tiene la obligación de vender por un importe de 45 millones de euros antes del 1 de julio. El club es un búnker respecto a las ventas pero hay jugadores que van a salir. Hay activos de los que no se desprendería jamás y el canterano es uno de ellos pero la entidad está en manos del mercado y de su colección de deudas. Soler, como Gayà, por su condición de canterano está amortizado y su venta, caso de producirse, dejaría un beneficio neto. Aquí decidirá Peter Lim. Para eso viene, entre otras cosas, a la ciudad.

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