Hoy es 7 de octubre
VALÈNCIA. Hacía 16 años que no veía lleno el Palau Luis Puig. Fue durante el Mundial de pista cubierta de 2008. Aún recuerdo las apreturas en la tribuna de prensa sentado al lado de Ignacio Romo. Y la subida, larga y pesarosa, que tenían que hacer los atletas por una escalera con muchos peldaños para alcanzar la zona mixta. Me acuerdo también de ser feliz contemplando las gradas repletas de público en el Mundial que, después de unos años viajando de aquí para allá, se celebraba en mi casa. Nunca más se volvió a llenar. Hasta este miércoles, cuando el público regresó a Benimàmet para ver un mitin de atletismo, el Gran Premio Internacional, con algunos de los mejores atletas españoles.
El día empezó torcido. Mo Katir anunció que había sido suspendido por la Athletics Integrity Unit (AIU) por ausentarse en tres controles en los últimos doce meses, y eso, lógicamente, arruinaba el intento de récord de Europa de 5.000 que iba a hacer en València. Pero la tarde abrazó a la noche con el público puesto en pie. Primero con la carrera de Adel Mechaal y después, como colofón al mitin, el último salto de Ana Peleteiro, que por carácter, carisma y talento es siempre la reina de la pista. Luego los niños bajaron a que la gallega, María Vicente o Mechaal les firmaran donde pudieran. ¿En la camiseta? En la camiseta.
Dentro de la pista, donde acababa de entregarle el trofeo a Peleteiro, Luis Cervera, el director general del Deporte, miraba la grada emocionado. “Buah, es que esto me recuerda a aquellos primeros mítines en la Fonteta”, decía. Cervera era un chaval en 1987, cuando Unipublic, con la ayuda de la Federación de Atletismo de la Comunitat Valenciana, organizó la I Reunión Internacional de Atletismo en Sala Ciudad de Valencia. Que, cosas de los patrocinios, tenía una segunda denominación: Gran Premio Fortuna (aún se permitía a las marcas de tabaco anunciarse en el deporte).
Yo también estuve en el pabellón de la Fuente de San Luis aquel 12 de marzo de 1987. Era un adolescente y fui con mi madre a disfrutar de aquella tarde de atletismo porque quería ver a José Manuel Abascal y a José Luis González, los reyes del mediofondo en España, que en aquel momento se codeaban con los mejores del mundo. Aunque casi todo lo que sé de aquel día, y también del 23 de febrero de 1988, el segundo mitin, lo he aprendido después. La asociación de estadísticos de atletismo hizo un trabajo hace un tiempo en el que hablaba de las antiguas pistas de atletismo y contaba que la de València tenía una cuerda de 175 metros. Esto era habitual en aquellos tiempos. Solo Anoeta, en San Sebastián, tenía una pista de 200 metros.
Allí, sobre aquel tartán de la Fonteta, se celebraron dos Campeonatos de España (1983 y 1988), pero yo recuerdo sobre todo el duelo de González con Said Aouita de 87, un año en el que era prácticamente invencible. El toledano, con el público valenciano volcado, tuvo el triunfo en la mano, pero en el último momento, como leí también a posteriori en una crónica de Joan Carles Armengol en el ‘Mundo Deportivo’ titulada ‘Valencia fue una falla’, el marroquí aprovechó un exceso de confianza de su rival para imponerse, aunque González batió el récord de España de los 3.000 metros.
En aquel mitin, celebrado solo cinco días después del Mundial ‘indoor’ de Indianápolis, hubo victorias de Faouci Lahbi (1.000), Montse Pujol (800), Mamen García Campero (60), Ana Isabel Guerra (60 m vallas), Roland Desruelles (60), Atanas Tarev (pértiga), Roland Dalhäuser (altura), Javier Moracho (60 m vallas), Marcena Wojdecka (400) o Frank O’Mara, el irlandés, flamante campeón del mundo, que derrotó a Abascal en la milla. Aquel día se anunciaron dos intentos de récord del mundo, pero no se lograron.
Ahora hay más competencia y es difícil reunir este elenco internacional, como el que vino al año siguiente y que recordaba en otro trabajo el estadístico valenciano Joan Pelayo, que contaba que esa vez compitieron el italiano Pier Francesco Pavoni en velocidad, el británico Peter Elliott en mediofondo, los alemanes Carlo Thrandhardt y Dietmar Mogenburg en altura, el francés Thierry Vigneron en pértiga o el estadounidense Larry Myricks en longitud. Pero la buena noticia es que el público valenciano, ya en 2024, sigue interesado, si le ofrecen algo atractivo, en algo más que en el fútbol.