La temporada empezará el próximo sábado con el aperitivo de la Supercopa y el Bayern, que pugnará por ella con el Borussia Dortmund, ya parece al borde de una crisis
VALENCIA. La temporada empezará el próximo sábado con el aperitivo de la Supercopa y el Bayern, que pugnará por ella con el Borussia Dortmund, ya parece al borde de una crisis después de una pretemporada desastrosa que he hecho que se disparen las alarmas.
De seis duelos ante equipos europeos, el Bayern perdió cinco -ganó al Chelsea- y en el torneo amistoso que organiza todos los años, la Copa Audi, ocupó el último lugar tras dos derrotas, ningún gol a favor y cinco en contra.
A los malos resultados se han unido las lesiones de Juan Bernat, de tobillo, James Rodríguez, que estará cuatro semanas alejado de las canchas por una lesión en un muslo, y Thiago Alcántara, con problemas abdominales que le harán perderse el menos la Supercopa.
La goleada encajada por 0-3 ante el Liverpool ha dejado huella. La otra derrota en la Copa Audi, ante el Nápoles, tiene menos significación puesto que el Bayern jugó con un equipo lleno de juveniles.
"La reacción más fácil sería decir que fue sólo un partido amistoso", dice el diario Süddeutsche Zeitung de Múnich con respecto a la derrota contra el Liverpool.
"Pero no fue así, fue ante todo un partido que resultó ejemplar para todo lo que no está funcionando en el equipo en este verano", agrega el rotativo.
Un detalle curioso es el comienzo de la pretemporada, con la Copa Telekom que ganó el Bayern. Empezó bien e incluso se habló de un increíble estado de forma para ese momento del año.
El protagonista de ese torneo fue Thomas Müller, que pareció que estaba en camino de recuperar su mejor forma.
Sin embargo, después vino la gira asiática -cuyo sentido deportivo ha sido muy cuestionado- que se saldó con derrotas ante el Inter, el Milan y el Arsenal en los penaltis, y una victoria ante el Chelsea, otra vez con Müller como figura.
Ante el Chelsea, sobre todo en el primer tiempo, se vio algo lo que puede ser el Bayern, si las cosas funcionan bien, pero los otros partidos hacen pensar que se trató de un espejismo.
Naturalmente, si se buscan explicaciones de lo que está ocurriendo se encuentran. Jugadores clave -Jerome Boateng, Arjen Robben y Manuel Neuer- todavía no han vuelto al equipo.
Además, con el fin de la carrera de Xabi Alonso y Philipp Lahm el equipo ha perdido a dos hombres que ejercían de líderes en el campo.
El sucesor designado de Lahm en el lateral derecho es Joshua Kimmich, que se incorporó tarde al equipo porque jugó la Copa Confederaciones. La sucesión de Xabi Alonso en el centro del campo es un contencioso abierto, pero ninguno de los que aspiran a su posición puede asumir el papel de líder.
En todo caso, ante ese panorama, la Supercopa adquiere una importancia mayor que en años anteriores para el Bayern.
El equipo parece haber perdido estructura y equilibrio. La presión sobre el entrenador Carlo Ancelotti aumenta y su posición dentro del club no parece completamente clara.
La llegada de dos exjugadores del Bayern -Willy Sagnol como segundo entrenador y Hasan Salihaidzic como director deportivo- apuntan a que la directiva quiere subrayar la identidad del club y que también piensa en una transformación.
Tras la retirada de Xabi Alonso y Lahm vendrá en algún momento la de Franck Ribery y Arjen Robben, que tienen 34 y 33 años, respectivamente.
Ancelotti es conocido como un entrenador que maneja bien equipos con un sistema y una dinámica previamente establecidos. Ahora está ante el reto de crear un nuevo sistema, una nueva dinámica y, sobre todo, una nueva jerarquía.
El verdadero examen empieza el sábado, cuando el Bayern tendrá que recuperar crédito -sin James y sin Thiago- tras lo ocurrido en la pretemporada.