opinión

El compromiso de Guedes

Si la operación Guedes cuaja, habrá sido fruto de una maniobra de demolición orquestada en la que el Valencia CF se ha movido como si fuera un solo hombre: con paciencia china, espíritu espartano y mercadeo persa...

1/08/2018 - 

VALÈNCIA. Si la operación Guedes cuaja, habrá sido fruto de una maniobra de demolición orquestada en la que el Valencia CF se ha movido como si fuera un solo hombre: con paciencia china, espíritu espartano y mercadeo persa. No ha habido un solo actor valencianista que no esté cumpliendo con su rol para no convertir en éxito una operación que, en su fase primigenia hace meses, casi todos creían imposible. Hoy Gonçalo Guedes está más cerca que ayer del VCF, pero menos que mañana. Y eso es así por una cuestión multifactorial: Marcelino García Toral ha impulsado la parcela deportiva armando un equipo competitivo, Mateu Alemany ha hecho lo suyo en los despachos liderando una gestión eficaz y Peter Lim, visto que la negociación ya requería su presencia, ha demostrado que está dispuesto a hacer otro esfuerzo en el mercado para que el proyecto siga creciendo. Todos están poniendo su granito de arena. Un club, una dirección.

Y el que no está poniendo un grano, sino una montaña, es Gonçalo Guedes. El relámpago que hace soñar a Mestalla, el chico que es feliz en Valencia porque nunca lo ha sido en París, está mojándose, siendo juez y parte de su futuro. No es que Gonçalo quiera vestir la camiseta del murciélago en la temporada de su glorioso centenario, es que está poniendo toda la carne en el asador para salir de un club que le compró pero no le valoró, por jugar en otro que igual no tiene tanto dinero, pero sí le hace feliz. Y Guedes, que se ha reencontrado con su mejor fútbol gracias a Marcelino, que ha sido titular en el Mundial gracias a su etapa en Mestalla, está dispuesto a enrocarse hasta que en París escuchen sus ruegos. Que no pasan por dejarle libre y no cobrar un euro, sino por llevarse un buen saco de billetes y permitirle seguir su carrera. Si el PSG hubiera valorado a Guedes en la mitad de lo que le valora ahora, seguramente, el chico no querría oír hablar de Mestalla. Pero la historia es otra, bien diferente. Es el VCF el que apostó por él cuando el PSG lo dejó marchar porque ni creía en él, ni le dio oportunidades de crecer.

Así que Guedes ha decidido. Quiere jugar en el VCF sí o sí. Su postura, inflexible y valiente, está logrando bloquear propuestas más suculentas que las del Valencia. Y de paso, está rompiendo los esquemas del PSG, un club que, cuando se pone duro, no tiene reparos en castigar a los rebeldes con un banquillazo. O incluso, con una temporada en blanco. Pregunten a Ben Arfa cómo las gastan el jeque y compañía. El caso parece entrar en su recta final – el mercado inglés cierra sus compuertas el 9 de agosto- y Guedes, identificado con un escudo, una ciudad, una afición y un club que han apostado por él como debió haberlo hecho el PSG, aprieta todo lo que puede. Resulta imposible saber si Guedes terminará vistiendo la próxima temporada la camiseta del VCF o no, el tiempo dirá si estas negociaciones, más largas que las obras de El Escorial, acabarán con final feliz o agrio. Lo que no está en cuestión es el compromiso de Guedes. Está demostrando, como en su día Kondgobia, que no es necesario ser valencianista de cuna para demostrar que hay compromisos que no se miden con ceros en una chequera. Y eso, en este fútbol moderno víctima de la inflación, no tiene precio.

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