VALÈNCIA. Ríos de tinta y opiniones miles sobre la venta de un club histórico que nunca debió producirse. Todo el mundo habla, todo el mundo opina, pero los que no hablan son las dos partes comprometidas en un negocio que se desconoce y cuyo final aún está lejos. Nadie sabe lo que firmó Bankia con Meriton ni viceversa. Pero lo cierto es que las condiciones del Patronato cambiaron, al fin a la postre Bankia era el vendedor, el que aceptó las condiciones de Lim y con seguridad el que se blindó el cobro con garantías de las acciones y de la deuda.
Dicho esto falta saber esas condiciones que incluían, estoy seguro que ni uno ni otro (ahora CaixaBank) nos dirán nada. Con lo que seguirán las especulaciones y la eterna sospecha de un interés poco transparente en una sociedad que asiste atónita esperando a saber realmente que pasó y que se firmó. Algún día lo sabremos. Mientras tanto, a seguir con las hipótesis.
Con el cambio de reglamento serán pocos los aficionados que podrán acudir. Cierto es que se podía hacer y al parecer la ley les ampara. Cierto es, que los argumentos que se dan consisten en no hacer una junta larga, dónde todos opinen y se haga interminable. Pero también es cierto que lo considero un error social (uno más) que se podía evitar.
¿Qué más da que hablen 7 que 47? Como dice el refrán: un día al año no hace daño, pero del refranero sabio que tenemos no parece conocerse en Singapur. Entran todos, se pregunta, se discute, se contesta y se toma nota de las quejas o explicaciones. Al final, la votación es la misma, pero un aficionado al menos se desahoga, se enfada o tal vez le convenzan algunas cosas que no sabía.
Es más no debería faltar el bocata y la cervecita para animar el cotarro. Siempre digo que la ley es la ley. Pero a veces esa ley aplicada suena a injusticia, al menos de opinión. No cambiarán, pero estaría bien una reflexión al respecto. Más que se dice en Mestalla no se dirá en la Junta, pero da el derecho de desahogarse, y al fin y al cabo, ser un poco protagonista de un sentimiento que siempre se lleva dentro por encima de la ley.
Pues ahí lo tenemos el derbi: el equip dels valencians, frase que se le ocurrió a alguno subidito de vapor etílico, contra el equipo donde manda el chino. Se equivoca en geografía y en historia. Primero porque es de Singapur y segundo porque hay más valencianos en el Valencia que en el Levante.
En un derbi puede ganar cualquiera dicen, pero el favorito es el Valencia CF. El Levante con su gestión brutal marca todos los números de agonía, ojalá resucite, pero el partido del lunes es una final para los dos, y los dos, saben lo que se juegan.
Para el Levante una esperanza, para el Valencia una consolidación para buscar plazas europeas. Por tanto, va a ser un partido de “cuchillos largos”, de emoción a raudales y de aumento de precio de las entradas. Al final, eso de la 'germanor' se guarda para tomar copas, o para la foto de la hipocresía. Cada uno va la suya. Y el partido no admite tregua ni paz.